OURENSE NO TEMPO

De mudanzas y maquillajes

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Como comprenderéis, debido a que desconozco lo ocurrido en otras ciudades, no puedo valorar si es algo normal o extraordinario lo que ha pasado en nuestra Auria con muchos de los elementos del mobiliario urbano. Cambios de emplazamiento, modificaciones en su aspecto, desapariciones; de todo han sufrido estos objetos. La gran mayoría de las ocasiones no se ha dado ni la más mínima explicación del porqué de ese cambio o mudanza; en otras, las excusas han sido de muy relativa aceptación y realmente pocas veces ha existido una causa lógica e irrefutable para el cambio.

Supongo que a día de hoy carecerá de interés el conocer todos esos cambios, más que nada porque el intentar retrocederlos no tendría mucha justificación. Aunque no sé a vosotros, pero a mí aunque solo sea por una cuestión de sana curiosidad, me gustaría tener esa información.

Puentes: Los vecinos del polvorín, saben que para cruzar “su” puente Codesal, tienen que dar un paseo hasta la Cabeanca, allá en tierras de Amoeiro, ya que en 1984 con lícita y buena intención se trasladó para que no desapareciera. En la otra punta de la ciudad, el "auténtico" puente Ribeiriño vive "insinuado" bajo una carretera; lo mismo que el Lebrón, con la mitad de su cuerpo escondida en la calle Pardo de Cela. De maquillajes mejor no hablamos, por que todos han sufrido ensanchamientos y arreglos. Más desagradable es el tema de pérdidas que también ha habido. Al Pelamios se lo llevó una riada junto a dos pontillones que tenía el Barbaña; y como adelanto a un artículo futuro, solo citar el Ponte Sulla del Rosal, un puente tan olvidado por los ourensanos que ni el nombre suena a la inmensa mayoría.

Capillas e iglesias: sorprendente desde luego, pero no se trata de un caso excepcional, sino que en la historia local entre traslados y desapariciones, se cuentan más de media docena.

El caso de la iglesia de los franciscanos es el más conocido. En 1929 se decidió “centrarla” y de los altos de san Francisco se pasó al San Lázaro; aunque alguno lo pueda pensar, no hubo conflicto entre santos, pero la capilla del San Lázaro hizo el recorrido contrario, aproximándose al extrarradio; eso sí, el tránsito fue largo, y desde su desmontaje en 1950 hasta su reapertura en Peliquín transcurrieron 33 años y se "perdieron" algunas piezas.

Casos de desaparición en el apartado capillas son excesivamente numerosos. De Nuestra Señora del Posío solo queda la Virgen del Carmen en el muro de las Josefinas. Ático Noguerol apuntaba que pegada a la Catedral, en la plaza de las Damas, existió en tiempos una capilla de San Marcos, y que próximo a donde hoy reside el Padre Feijoo, hubo una pequeña capilla de Nuestra Señora (?), además de otra dedicada a San Vitorio, próxima a la calle García Mosquera, quizás donde al hacer las obras del Pompeo aparecieron restos humanos…

Fuentes: he contado las andanzas de nuestras fuentes en otro artículo hace ya tiempo, pero quedaron en el tintero algunas desapariciones y “bailes”. Pegada a la actual iglesia de San Domingos cuentan que existió una Fonte Arcada que en más de una ocasión se confundió con la que dio nombre antiguamente a la hoy llamada plaza de San Cosme y Damián. Donde hoy tenemos el parque Barbaña, no hace mucho tiempo que existía una fuente llamada del Obispo. Y de nuevo aludiendo a Ático Noguerol, tenemos que pensar que en la plaza de la herrería existió una fuente llamada del Rosal. En cuanto a bailes, seguramente por haber vivido tantos, la fuente del patio interior del Liceo en un tiempo se desplazó a la terraza, donde no aguantó “los cambios de tiempo” ourensanos y regresó a la protección interior.

Y para no aburriros con más datos, por hoy sólo recordaros que las puertas de la ciudad se retiraron porque "impedían la franca ventilación de las calles" y que a “nosa Ponte Vella” llegó a tener dos torreones defensivos. Uno de ellos está siempre presente en la vida de los ourensanos, no en vano forma parte del escudo de la ciudad, el otro sin embargo se ha perdido en el recuerdo…

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