El Concello reclamará a sus titulares que asuman las tareas de limpieza, como marca la ley

El basurero ilegal de Seixalbo está en terrenos particulares

Vertedero ilegal situado a las afueras de la ciudad. (Foto: MIGUEL ÁNGEL)
Tras la visita de los técnicos del Concello al vertedero ilegal situado en la zona de Porteiro, a diez minutos de la Universidade Laboral, se ha descubierto que los terrenos donde se acumulan cientos de kilos de basura de todo tipo son en su 95% de titularidad privada. Por tanto, los servicios municipales de limpieza sólo podrán intervenir en el 5% del vertedero que es de titularidad pública.
El Concello trata de identificar ahora a los propietarios para requerirles que asuman las tareas de limpieza y solventar así una situación que, por los componentes de la basura tecnológica allí acumulada, suponen un serio daño medioambiental y un peligro para la salud pública. Este procedimiento sigue las pautas marcadas por la normativa, en base a la cual, si los propietarios no cumplen con sus obligaciones legales, las asumirá el Concello para luego reclamarles los costes de la intervención en la zona.

El proceso podría retrasarse varias semanas ya que, en primer momento, el Catastro debe proporcionar los datos de los propietarios y, una vez identificados y apercibidos, la ley todavía permite un plazo de varias semanas para proceder a estas obligaciones. Sin embargo, si se hace caso omiso de la advertencia, las tareas de limpieza seguirían acumulando retrasos.

Los servicios municipales de limpieza comenzarán en los próximos días la recogida de la basura situada en la parte pública del vertedero ilegal que invade un camino forestal colindante ya con Seixalbo.

La localización del vertedero, oculto entre un boscoso pinar (latitud: 42° 18' 47.8578' y longitud: 7° 51' 19.7748', según las coordenadas para GPS), ha provocado que se fuese acumulando basura de forma incontrolado durante varios años, desde escombros, frigoríficos o carcasas de ordenadores, hasta televisores, ruedas, baterías de coche o neumáticos, sin que ningún vecino ni autoridad medioambiental hubiese dado la voz de alarma a los organismo públicos.

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