TRADICIÓN

Levántate "maio", la primavera llegó

Maios
photo_camera Las calles se llenan de gente que admira los maios (MIGUEL ÁNGEL)

La fiesta por antonomasia con la que anuncia en el cambio de estación irrumpe en la ciudad con su explosión de mágico encanto

Manda la costumbre que, si todo sale como es debido, hoy acabaremos de cabeza en el río de la ciudad. Barbaña o Miño, según se mire, pues es veleidoso el carácter en día festivo, como la primavera que se celebra, de manera que Risco y Xocas recogen ambos puntos como posible final para un día espléndido de celebración: "os maios".
Una tradición que se remonta, río arriba por los meandros de la memoria, y que se ha revitalizado y reconstruido hasta la actual versión contemporánea, producto de una estrategia de recuperación que, más de cien años después, ha rendido sus frutos. Es en el año 1909, cuando los responsables del Semanario O Tío Marcos da Portela se encargan de organizar el actual formato de exhibición-concurso, idea que busca recuperar y dar hálitos a una tradición que paulatinamente perdía empuje entre la población que se abría al siglo XX. El devenir de los acontecimientos les dará la razón: numerosa participación de la ciudad; creaciones que dejan de ser un número para tener nombre propio; coplas que se imprimen para ser vendidas ante el público, primero sin firmar, luego ya firmadas; así hasta el año 2001, en que es declarada fiesta de interés turístico por la Xunta de Galicia.

Un elemento cambiante

Si el Entroido y sus rocamobolescos festejos representan el fin del largo periodo del invierno y su oscuridad, a continuación, "os maios" vienen a constituir la feliz irrupción de la fértil primavera, que anuncia su fabuloso despliegue de colorido, abundancia y mágico encanto. Y, claro está, es una fiesta de carácter colectivo, pues las buenas nuevas nos pertenecen a todos por igual.
De ser de forma cónica o piramidal -incluso un elemento arbóreo, sin más-, los maios han visto como su fuerza es canalizada y 'reconquistada' paulatinamente. Escribe Xosé Ramón Meriño Ferro en su obra 'Antropoloxía de Galicia' al respecto: "O Maio pode estar representado por unha árbore, por un rapaz cuberto de ramallos, por unha armazón máis ou menos cónica ou por unha rama. O Maio-árbore e o Maio personificado, que con toda seguridade son as formas máis antigas e que tamén se coñecían noutras partes de Europa, só se conservan nunhas pocas parroquias". De modo que hablamos de una celebración enraizada en la memoria colectiva, que ha evolucionado con el paso del tiempo.
De esta forma, de ser elementos principalmente móviles que recorrían las distintas calles de la ciudad, han pasado a ser estáticos elementos de exhibición que se exponen ante el público durante el desarrollo de la jornada. Principalmente habitados en su interior durante la ejecución de la coplas satíricas, esta característica se ha perdido también, para dar paso a un coro que recita, al pie, los hirientes o cómicos versos. Por último, una conquista ideológica: coronados por una cruz (conquista llevada a cabo alrededor del siglo VI, según Mariño Ferro), se rinden ante la rigidez del fervor religioso, que hurta su principal significado terrenal para volverlo sobrenatural.
No obstante, cuando hablamos de Ourense, nos referimos principalmente a dos clases de maios: tradicionales y artísticos, con una hechura respetando las costumbres, y una deriva mas 'libre' y 'creativa'. A este respecto, escribe Clodio González en 'Levantate Maio': "Na capital das Burgas,  existen dous tipos de maios: os tradicionais ou 'enxebres', que son de forma piramidal ou cónica, e os artísticos ou de fantasía, que poden representar dende un monumento artístico da cidade ou doutro sitio ata un boneco da televisión". Ejemplo ostensible de esta última categoría, las elaboradas creaciones que la Asociación de Rabo de Galo suele presentar en cada ocasión.
El año 2013 supuso una fecunda primavera pues la ciudad vivió una jornada llena de encanto y colorido, con maios ocupando el espacio comprendido entre las calles Lamas Carvajal y casi todo el Paseo. Más de 30 presentaciones, diversidad de formas, colores y decoraciones, además de la interpretación de las coplas de rigor, convirtieron la jornada en una algarabía festiva a la que toda la ciudad suele sumarse con una mezcla de curiosidad, expectativa y entusiasmo. El récord de la contemporaneidad lo supone  el año 1992, cuando 47 maios se exhibieron en la ciudad ese día; otros años, como 1978 con 36 creaciones, han sido especialmente prolijos.  
La celebración de este año cobra especial importancia, pues sirve como presentación y recibimiento para el inicio de la 'capitalidad' de la cultura del Eixo Atlántico que Ourense exhibirá desde apenas unos días antes, el 30 de abril, y que se prolongará durante dos meses con un sinnúmero de actividades culturales.

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