Pasó lo que pasó | Las urnas y el sentidiño

Puente Romano de Ourense.
photo_camera Puente Romano de Ourense.
En aquel domingo del mes de las flores, la gente podrá decidir entre ser cliente del Barrio Rojo o dejar la papeleta en la urna con sentidiño

De entre las 308 listas que se presentan a las elecciones municipales del 28 de mayo los 254.940 ourensanos con derecho a voto deben elegir las corporaciones de los 92 concellos de la provincia, con sus alcaldes correspondientes. Hay variedad de género, como se dice en el mercadillo. Marcas consolidadas, partidos sistémicos, con personas de respeto y, como en las ventas de las baratijas, burdas imitaciones. Está cerrado el proceso de confección de candidaturas y ahora todos se ponen en el escaparate para ofrecer su mejor versión.

Sabrán qué tipo de reclamo quieren ser para resultar más atractivos, si seguir el modelo del Barrio Rojo de Amsterdam, donde se expone la carne tras el cristal, dada la deriva de la profesión más vieja del mundo (la política) en estos últimos tiempos o una bella vitrina con buen producto y envoltorio para seducir al potencial comprador. Ahora todo dependerá de lo que digan los ciudadanos el próximo 28 de mayo, pero aún queda la campaña y su teatrillo, el paseíllo de los números uno y sus gracietas de diferente gusto. Luego, en aquel domingo del mes de las flores, la gente podrá elegir entre ser cliente del Barrio Rojo o dejar la papeleta en la urna con sentidiño. Es decir, optar entre joder o votar.

Once contra once    

El PP lleva muchos años tiñendo de azul gran parte del mapa político provincial en las municipales, que también son las de la Diputación. Ya lo dijo Gary Lineker, célebre exjugador inglés: “El fútbol es un deporte sencillo, inventado por los ingleses, en el que juegan once contra once y siempre gana Alemania”. Pero la oposición busca el Lineker del mundial de 2018, cuando la selección de Joachim Löw cayó derrotada ante Corea del Sur por 2-0. Ahí el exdelantero se matizó en Twitter diciendo que el fútbol “es un juego sencillo, inventado por los ingleses en el que juegan once contra once, pero ya no gana Alemania”. Hay estos días quien sostiene que alguna lectura similar se puede hacer por aquí, que sobre el mapa de la provincia la gaviota del PP puede tener esta vez un problema, que se estampe contra un coche oficial que circulaba a gran velocidad por la autovía y quedar la pobre hecha trizas sobre el parabrisas.

La sentencia     

Parte de la alternativa política de la provincia pone rogativas a los jueces, no a los santos, como esperando que los togados ayuden a ganar las elecciones a base de imputar al rival y hacerle pasar por la pena del telediario o de la sentencia firme condenándole a trabajos en favor de la comunidad. Ya pasó con Jácome, lo quisieron pasar por la quilla judicial en vez de relevarle por la fuerza de la mayoría. Es una perversión esperar que las elecciones se ganen en las salas de vistas en vez de en la calle conquistando al votante casa por casa con la bondad del candidato, su lista y su programa. Malo cuando el aspirante, en vez de entregar el pasquín con la petición de voto en campaña, entrega una copia de un fallo judicial que cuestiona al del partido de enfrente. 

Nunca fue bien 

A Ourense le ha ido fatal cuando los jueces entraron a las instituciones. La ciudad paga aún hoy la factura de cuando su señoría De Lara truncó la voluntad ciudadana en el Concello de Ourense en el 2012 buscando supuestos amaños y corruptelas que se quedaron en nada. Ahora la oposición buscar chicha en el cargo público que se encomendó al ferriño a fondo y fe en Dios.

Los coches son el fetiche del consumo y de la apariencia social. Lo entendió bien Chicho Ibáñez Serrador cuando creó el “1,2,3, responda otra vez” y puso como premios con más gancho el automóvil y el apartamento en Torrevieja. El coche oficial siempre ha sido un parapeto tras cuyas lunas tintadas se han escondido hasta rufianes y princesas guiados por chóferes mudos. Acaba siendo un reproche hacia los que sufren una miope visión del poder. Lleva el alcalde de la city aparcando años donde le peta, casi siempre en sitio prohibido, multado usando en sabe Dios qué tipo de desplazamientos y el asunto no ha merecido ni chascarrillo ni reproche por parte de casi nadie. Un coche puede dejar en evidencia a su dueño o usuarios, incluso ganar carreras, pero no creo que elecciones. 

El portafotos

Casares Gándara.
Casares Gándara.

Juan Manuel Casares Gándara preside el Consello Regulador de la Denominación de Origen Ribeiro, de fiesta estos días honrando el fruto de la vid y del trabajo del hombre, como se dice en el ofertorio de la liturgia eucarística. Casares es hombre cultivado, de hechuras, bucólico en sus expresiones, de verbo florido. Estar en las cocinas de la promoción del vino le permite trabajarse las frases, colocarlas como eslóganes, invocar a las musas de la poesía con una copa de blanco en la mano, muchas veces pillando el crepúsculo de la tarde en el vanidoso desfile que supone Instagram.

El presidente de la D.O. se sitúa al frente de un evento que comenzó hace décadas entre toneles y odres, arrieros y cuncas de barro, pero que ha conseguido ocupar su sitio en los anaqueles de la calidad, lejos del desván de los graneles. Todo eso en el Ribeiro, un territorio social muy de tierra adentro, con su minifundismo incluso mental, que tiene poca paciencia con los flojos. Juan Manuel Casares pilota una entidad que cree en un sector estratégico para la comarca y la provincia, lleno de retos para crecer, que va mucho más allá de aldeas modelo. Se bate a diario a favor de la nobleza de un producto que es fruto de la vid y del trabajo del hombre. Amén.

Al poner la lupa

Un poco de faltos de mundo si que estamos

Puente Romano de Ourense.

La base de los pilares del Puente Romano están tan pringados de estulticia como gran parte de la ciudad. No hay pared o cauce que no se lo salte un badoco, incluso arriesgándose a que suba el cauce mientras emborrona los orígenes de uno de los símbolos de la ciudad. En ese caso, aún habría que movilizar a bomberos para salvarles antes de que el agua les congelase los cataplines. Y todo para pintarrajear  y dejar la firma, como prueba de que la estupidez nunca es anónima.

Aparecieron en agosto del 2018 unos bigotes de gato pintados en una de las esculturas de la entrada por Praterías a la catedral de Santiago y el asunto entró en los telediarios y los periódicos de todo el orbe se lamentaron de la estúpida acción. En esta terriña a nosotros mismos nos la bufa también esto, el que se caigan trozos del patín de la catedral o que las ratas trepen por las fachadas del casco histórico. Está Ourense para crear un Centro de Interpretación de Faltos de Mundo. 

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