“Á xente nova non lle importa ver un banco en mal estado”

Bruno Fariñas es el miembro con un cargo directivo en una asociación vecinal más joven de la ciudad. A sus 18 años es vocal de la agrupación de O Castelo, en el barrio en el que creció, A Carballeira. Él mismo reconoce que es algo fuera de lo común, pero que personalmente no le gusta mirar hacia otro lado: “Á xente da miña idade non valora ir pola rúa e ver un banco en bo estado en vez dun quebrado, dálle igual, pero dende que se empeza a ignorar o barrio perde vida en todos os sentidos. Tanto económica como socialmente”, reflexiona. Basta un paseo por A Carballeira para que el joven enumere una serie de defectos o infraestructuras necesarias para los vecinos. Desde hace años observa que una mirada como la suya es necesaria para mantener la calidad de vida: “O goberno municipal someteunos a un abandono catastrófico”, indica, “non quero que isto siga parecendo un barrio fantasma e ver como continúan desaparecendo locais e pechando tendas. Temos moitos parques e prazas, A Carballeira ten potencial”, afirma Fariñas. El joven vocal corrobora que el suyo es un barrio en deterioro, “que sempre sufriu un abandono moi grande por parte do Concello”. Por esta razón, a los 15 años, decidió tomar la iniciativa y empezar a formar parte de la vida vecinal. Bruno es seguidor de la política local ourensana y afirma que no le importaría dedicarse a ello algún día. Su papel de vocal le sirve para hacer sus primeros “pinitos”. Su labor consiste en reunir las demandas del barrio -las cosas que faltan- y enviarlas al Concello para que se pueda mejorar. “Ademais organizamos eventos para os rapaces, no Nadal ou no Samaín. Iso é o que máis me gusta, as actividades que facemos para os máis cativos do barrio”, reconoce. Además, entre otros servicios sociales que aporta la asociación, destaca las limpiezas que se hicieron en el barrio cuando se declaró el estado de alarma: “Saíamos limpar como podiamos, sulfatando con lixivia e auga para que a xente estivese máis segura”, relata Fariñas. UN CASO AISLADO El caso de la asociación vecinal O Castelo, en la que participa Bruno y que dirige Silvia Fernández, es una excepción. Mientras que la media de edad de la mayoría se sitúa en los 65 años, en esta ningún miembro de la directiva supera los 50. En plena decadencia de la organización, Silvia y sus amigas decidieron tomar los mandos. “Queríamos hacer de ella un espacio de actividades para todas las edades, no solo para personas mayores”, indica. La presidenta auguraba un futuro más inclusivo para O Castelo. Decidió llevarlo a cabo: “Nosotras conocíamos perfectamente las carencias del barrio y veíamos como toda la oferta estaba orientada a personas mayores. No se puede echar atrás a la gente joven”, indica. Así, en A Carballeira ya se pudo asistir a la fiesta de la espuma o a celebraciones de Samaín. Además, las clásicas clases de gimnasia que se organizaban como cursos, dieron un giro de 360 grados: “Decidimos transformar las clases en zumba. Nos impresionó la cantidad de gente que se apuntó”, explica Fernández.