La carnívora atrapamoscas

Una llamativa y colorida atrapamoscas.
photo_camera Una llamativa y colorida atrapamoscas.
La pinguícula es nativa de países con inviernos fríos y crecen en zonas húmedas

La Pinguicula vulgaris, conocida en castellano como atrapamoscas, grasilla o tiraña, es una planta herbácea perenne carnívora, perteneciente a la familia de las Lentibulariáceas. Es nativa de los países con inviernos fríos, estación del año en la cual desaparece pasando a un estado de hibernación o reposo. Revive en primavera siguiente al desparecer las últimas nieves. Crece en zonas húmedas y musgosas, tales como pantanos y ciénagas con substrato de turba, bordes de arroyos, prados y en las montañas hasta los 2.400 metros.

Su nombre genérico deriva del latín pinguis que significa “grueso” o “grasoso” debido a sus hojas carnosas y su sensación pegajosa. El epíteto vulgaris hace referencia a su presencia común.

Su aparato radical es más bien exiguo, con raíces finas. Su tallo es delgado y curvo. Sus hojas, de un color verde amarillento, crecen en la base de la planta y son horizontales, cortamente pecioladas, claramente más largas que anchas, ovales, carnosas y curvadas hacia arriba. Son viscosas y pegajosas al tacto, debido a que están recubiertas de pelos que no son otra cosa que glándulas que segregan una sustancia mucilaginosa con el que atrapa a sus presas. Éstas suelen ser pequeños artrópodos atraídos tanto por el color de las hojas, como por su olor fúngico, olor típico del champiñón, y por el brillo provocado por la refracción de la luz en las gotitas de mucílago. Cuanto más lucha el insecto por liberarse más glándulas toca y más adherido queda a la hoja. Una vez atrapado se produce una digestión externa debida a una secreción que contiene enzimas digestivos. Durante esta fase las hojas tienden a curvarse hacia arriba, facilitando el contacto de la presa con la secreción digestiva. Se forma así una especie de líquido que es absorbido por la propia hoja. Este sistema de alimentación es de particular interés científico. Del centro de la roseta basal que forman las hojas surge un tallo erecto, ligeramente encorvado en el ápice y de color rosáceo, en cuyo extremo aparece una única flor, de color morado púrpura y con manchas blanquecinas, con dos labios irregulares en forma de embudo y un espolón. Comienza a florecer en la primavera. El fruto es una cápsula que contiene las semillas ovoides y reticuladas.

Las partes verdes de esta especie tienen propiedades antiespasmódicas y aumentan la secreción de las vías respiratorias superiores. Por ello se utilizan, en infusión, también mezclada con tomillo y drosera, para combatir la tos, el asma y la bronquitis. Por vía externa relaja las inflamaciones y es cicatrizante. Dado que los fermentos de esas partes verdes coagulan las albúminas de la leche, también venía usada para elaborar el requesón.

Además de la descrita Pinguicula vulgaris, uno de cuyos reductos hay son las montañas de la zona oriental gallega como la Sierra de O Courel y Peña Trevinca, hay otras dos especies en Galicia: la Pinguicula lusistanica, conocida como grasilla pálida o pinguícula, cuyas flores son de color lila pálido, rosado o amarillento y la Pinguicula grandiflora, con la corola violeta y la garganta blanca, llamada también violeta de agua o flor de las fuentes.

Juntamente con las droseras, las pinguículas son las únicas plantas insectívoras de Galicia.

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