Se trata de un alimento de gran valor nutricional que se obtiene tras la fermentación de la leche con microorganismos específicos.
A nivel nutricional destaca por su importante contenido en proteínas de gran calidad, calcio, vitamina B12, fósforo y potasio.
Entre sus efectos beneficiosos para la salud destacamos el de favorecer la salud digestiva al tratarse de un alimento fermentado que actúa como probiótico. También es bueno para los huesos y nuestro sistema inmunológico.
Con respecto a la lactosa, tiene un contenido menor que el de la leche debido a la fermentación y por ello, personas intolerantes a la lactosa, pueden tomarlo y sentarles bien.
Es importante consumir la variedad natural, evitar los de sabores, azucarados… ya que podemos hacer mezclas deliciosas con ingredientes de calidad en nuestra casa.
En la cocina
Podemos tomarlo en el desayuno, como tentempié o de postre.
Está rico mezclado con fruta, frutos secos, trocitos de chocolate negro…
Podemos usarlo en repostería para hacer deliciosos bizcochos, magdalenas…
También es un buen aliado para preparar diferentes y sabrosos aliños de ensaladas, marinar alimentos como pollo, gambas...
Curiosidad
En Mesopotamia, alrededor del 5000 AC, por accidente, se guardó leche fresca en una bolsa de piel de cabra y debido a temperaturas altas y a la piel, se produjo la fermentación de la leche dando lugar al yogur.
