Seinfeld, Oz, The Wire, Deadwood... estos nombres quitaron la etiqueta de "caja boba" a la televisión. Son el canon televisivo, hitos culturales e imprescindibles
Estos nombres son los principales culpables de que las series de TV revirtiesen su situación de inferioridad respecto al cine. Un camino abierto por Seinfeld y Twin Peaks, y continuado en el final de los 90 y primeros años del XXI por potentes productos audiovisuales que terminaron logrando, a veces a espalda de la audiencia, un sólido canon televisivo. Un espejo en el que irremediablemente se miran, o miramos, propuestas actuales como Mad Men, Breaking Bad o The Good Wife, a la hora de pedir entrada en el Olimpo televisivo. Diez series clásicas, e imprescindibles.
>Seinfeld (1989-1998) Repensando la sitcom, Seinfeld llevó la comedia televisiva a otra dimensión. Diálogos brillantísimos para reírse sobre la cotidianedad y lo absurdo de la vida. Imperdible.
>Twin Peaks (1990-1991) Su estética, la impresionante música de Angelo Badalamenti, el Agente Cooper y Laur
a Palmer, la mujer del leño, el adjetivo lynchiano. TODO en Twin Peaks es icónico y referencial. Es cierto que la serie tiene altibajos, pero se perdonan tras los últimos capítulos. Si no la has visto, aprovecha. En 2016 se estrenará la 3º temporada en lo que va a ser uno de los acontecimientos culturales del año.
>Oz (1997-2003) Esta serie fue la primera serie dramática de larga duración de HBO. Con ella empezó a labrarse el estatus con el que acabaría liderando la 'Edad de Oro' televisiva. Series adultas, temáticas profundas y personajes bien definidos que además podían decir 'fuck'. Y para empezar, la historia de una cárcel. Ambiciosa, muy dura y clave para entender lo que vino después.
>Los Soprano (1999-2007) Con la historia de Tony Soprano ll
egó la revolución. Por primera vez, crítica y público coincidieron en valorar una serie como "Alta cultura". Desterrar el cliché de la caja tonta y abrazar a personajes, diálogos y tramas que eran igual, o mejores, que los de una obra maestra del cine. Un hito cultural.
>Curb your enthusiasm (1999-2011) Tras diseñar la modernidad de la comedia televisiva en Seinfeld, Larry David usó Curb your enthusiasm para arrugarla, romperla y esparcila contra el suelo. Pero además de un puente a la posmodernidad audiovisual, esta serie filmada en mockumentary es, simplemente, divertídisma.
>El Ala Oeste de la Casa Blanca (1999-2006) Un curso intensivo de política americana en siete temporadas. Los éxitos y tortazos que se lleva el equipo de 
gobierno liderado por el inolvidable Presidente Bartlet (Martin Sheen). Diálogos rapidísimos marca de la casa (Aaron Sorkin) y mucho idealismo (del bueno), para una de esas series que hay que ver sí o sí.
>A 2 metros bajo tierra (2001-2005) Entrando en la adolescencia, uno debería recibir 'El guardián entre el centeno' y las temporadas completas de A 2 metros bajo tierra. Lo que supone ser adulto y el paso del tiempo (con un regusto muy 'Boyhood'), encarnado en la familia Fisher.
>The Wire (2002-2008) Igual que Messi, The Wire agotó hace tiempo los adjetivos para 
definirla. Pero el paso del tiempo, los elogios repetidos y las obviedades no deben hacernos olvidar su maravillosa narrativa (la han comparado con Shakespeare), ni su estatus de mejor serie de la historia.
>Deadwood (2004-2006) El Oeste debió ser algo así. Llevando al extremo los westerns crepusculares (Peckinpah, Sergio Leone, 'Sin perdón'), aquí hay una gama de personajes inolvidables envueltos en el barro y suciedad de Deadwood. Fracaso comercial, la serie nos dejó con dos temporadas realmente maravillosas.
>Roma (2005-2007) Violencia, sexo, traiciones, enredos políticos... como Juego 
de Tronos, pero sin dragones y con túnicas. Un estupendo relato del nacimiento del Imperio Romano, que terminó cancelado por los gigantescos costes de producción.
