VALDEORRAS

Ochocientas personas celebran el fin de la vigilia en la Festa da Vitela

El polideportivo de O Bolo acogió la fiesta gastronómica que despide la Cuaresma y promociona la carne del Concello 

El polideportivo municipal de O Bolo fue el punto de encuentro de casi 800 personas, 750 para ser más exactos. La undécima edición de la "Festa da Vitela" aportó el capítulo gastronómico a las fiestas que este fin de semana se desarrollaron en diferentes puntos del oriente provincial. La creó el equipo de gobierno que dirige Manuel Corzo Macías para despedir el tiempo de ayuno propio de la Cuaresma, un periodo que remató el Viernes Santo. La celebración gastronómica sigue reuniendo a emigrantes llegados de distintos puntos del Estado y del extranjero que regresan para disfrutar de las vacaciones de Semana Santa.

Los promotores de la fiesta gastronómica bolesa insisten en que no solo fue diseñada para festejar el fin de las privaciones, ya que también busca promocionar los productos de la zona. Argumentan que la vitela (carne de ternera) es adquirida en O Bolo, un Concello de marcado carácter rural. Son 26 las explotaciones de bovino que, en 2017, tenía registrado el Instituto Galego de Estadística. La misma ficha municipal contabiliza un total de 870 cabezas de bovino.

La promoción de la carne que produce O Bolo redunda en favor a sus ganaderos, si bien no son los únicos beneficiados por la fiesta. Los más de siete centenares de personas que se sentaron a las mesas instaladas en el polideportivo también celebraron una iniciativa municipal, cuya organización mereció los elogios de un buen número de asistentes.

El menú no puede ser más atractivo. Confeccionado con 280 kilos de carne, 240 de androllas, 100 de chorizos y 100 de lacón, bien vale para afrontar las inclemencias meteorológicas de estos días. El primer plato y el postre consistieron en consomé y roscones y bicas, aportando la bodega cooperativa Virgen de las Viñas el vino saboreado.

Si los platos fueron sabrosos, la atención que recibieron los asistentes no pudo ser más exquisita. Ocho personas fueron las encargadas de cocinar unos platos que, posteriormente, repartió entre los comensales un equipo de 27 camareros.

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