SALVÓ A UNA VECINA DE O BARCO

“La así fuerte y la saqué del lugar. Dijo que quería suicidarse"

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photo_camera Fernando Santos muestra el lugar de los hechos.

Fernando Santos circulaba por la carretera N-120 cuando vio a una conocida suya que accedió al viaducto por el arcén. Después, ella confirmaría que "su intención era suicidarse" 

Un agente de O Barco mostró el lado más humano de la Guardia Civil. Lo hizo el pasado jueves, cuando salvó la vida a una mujer de 42 años que pretendía arrojarse al río Sil desde un viaducto de la carretera N-120. Él no trabajaba cuando se encontró con la vecina de O Barco, iba de paisano.

El 21 de abril, a las 17,45 horas, el guardia civil barquense Fernando Santos Ferrer circulaba por la carretera N-120 en sentido Ourense. Se encontraba en el kilómetro 471, dentro del término municipal de A Rúa, cuando vio un coche orillado sobre la calzada y a una conocida suya caminando sobre el arcén. "Pensé que había tenido un accidente", comentó. Pronto se convenció de su error. En cuestión de instantes, la mujer ya se había asido de la baranda del viaducto, mostrando sus intenciones suicidas. "La llamé y se quedó paralizada. Entonces la así fuerte y la saqué del lugar", comentó el agente.

Fernando Santos no las tenía todas consigo cuando alejó a la mujer del lugar. Al miedo a precipitarse desde el viaducto que le acompañó los primeros instantes le sucedió el temor a que ella se soltase y se arrojase. Inmediatamente, solicitó el apoyo de sus compañeros y reclamó ayuda sanitaria. "Ella, estaba ida y muy deprimida", explicó. La imagen que ofrecía la suicida indicaban son los propios de alguien que atraviesa momentos difíciles, con labios cianóticos y muy descontrolada, el agente le mojó un poco la cara mientras le preguntaba afectuosamente por su hijo. Por si aún mantuviese alguna duda, la vecina de O Barco le recordó una y otra vez cuáles eran sus propósitos: "Dijo que su intención era suicidarse".

Respiró aliviado con la llegada de sus compañeros y la ambulancia del 061 barquense, que la transportó al Hospital Comarcal Valdeorras, desde donde fue derivada ala Unidad de Agudos del Complexo Universitario Hospitalario de Ourense.

Apenas hubo tiempo para los agradecimientos ese día. Fernando Santos tampoco los hecha en falta. "Es mayor la satisfacción por el deber cumplido y de haber ayudado a un ser humano", comentó. El agente barquense insistió en que el aspecto sancionador no es el único que mueve a la Guardia Civil. Incidió en que hay otro factor, si cabe, más importante: "Mostrar humanidad hacia los demás". En este sentido, defendió la cercanía de las fuerzas de seguridad a la población y, especialmente, a la más necesitada aquella que se encuentra en situación de soledad o bien que sufre acuciantes problemas económicos y no encuentra una salida a ellos.

Con 44 años, Santos Ferrer lleva más de la mitad de su vida -25 años, concretamente- en la Guardia Civil. Varias veces condecorado, para él la recompensa a su labor no se esconde tras una medalla de metal. No es la primera vez que salva la vida de alguien en su tiempo libre. Lo hizo en otras dos ocasiones. También fue la casualidad la que lo guió hacia otras personas que estaban a punto de perder la vida. Una de estas veces, tuvo como escenario la Rúa Real, en el casco viejo de O Barco. Aquí, logró evitar la muerte de un hombre que se había cortado las venas y pretendía arrojarse desde una ventana de su piso a la calle. A la llegada del agente, se le enfrentó con dos cuchillos, por lo que tuvo que desarmarlo. Algún tiempo después, en Chaguazoso (A Mezquita), ayudó a un agricultor al que le había caído encima el árbol que talaba .

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