hallazgo

Descubre una mina romana al plantar maíz en Portela

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photo_camera José Fernández muestra el hueco descubierto por el tractor.

Un vilamartinés encontró el hueco al hundirse una rueda del tractor

 Un agricultor de Portela (Vilamartín) se llevó un buen susto cuando la tierra se abrió bajo su tractor al abrir surcos para plantar maíz. Afortunadamente, el agujero apenas alcanza medio metro de diámetro y pudo sacar la rueda del vehículo que había quedado atrapada sin demasiados problemas. La sorpresa llegó cuando el dueño del terreno, Manuel Vázquez Delgado, arrojó una piedra a su interior y comprobó que la profundidad superaba los 5 metros. Sin querer, habían sacado a la luz una mina de oro romana, como confirmó el directivo del Instituto de Estudios Valdeorreses José Fernández Pérez.
Este experto en arqueología vilamartinés explicó que el interior del pozo aun está a una profundidad mayor, pues los materiales que durante siglos fueron cayendo desde la bóveda de la mina dieron forma a un pequeño montículo. Según los cálculos de José Fernández, el pozo tiene una hondura de aproximadamente 11 metros y mide unos 6 metros de ancho.
La galería fue construida siguiendo una línea este-oeste, pero no tiene salida, posiblemente a causa de los derrumbes que registró. Su antigüedad es de unos 2.000 años, pues Roma permaneció en estos montes durante unos 170 años, a partir del 10 antes de Cristo.
"Son terrenos terciarios, como os de As Médulas", comentó José Fernández. Al mismo tiempo, fue señalando los cantos rodados y el barro rojo que proliferan por las parroquias vilamartinesas de Portela y Córgomo. Mientras se aleja de la huerta, muestra los restos de minería romana que ofrecen un mayor interés: desde el frente de mina hasta el lavadero de los minerales o los canales abiertos para llevar el agua que emplean para derrumbar colinas enteras. Los mineros usaron el método denominado Ruina Montium, que también utilizaron en Las Médulas bercianas, creando el singular paisaje, declarado por la Unesco Patrimonio de la Humanidad en 1997.
José Fernández conoce bien la huella dejada por los romanos en Vilamartín y, especialmente, en Portela y Córgomo. Aquí, las labores de extracción del oro modificaron fuertemente el territorio, creando grandes hondonadas.
Fueron muchas las galerías abiertas hace 2.000 años en este subsuelo y el arqueólogo vilamartinés sitúa en ellas el origen de las tradicionales covas. Algunas sería posteriormente recicladas por los vecinos para almacenar el vino, según esta teoría.
Manuel Vázquez, propietario del terreno que dejó al descubierto la mina, afirmó que nunca imaginó que debajo de las hortalizas que formaban parte de la distribución del terreno podía haber una explotación minera para producir oro. "Teño un tractor grande, que pesa, e nunca pasou nada. Nunca, mentras o traballei eu. Non o esperaba", aseguró. Sí conoce restos atribuidos a la minería romana, como el pedregal de Portela, que según explicó tiene más de un kilómetro de longitud. "Oxalá aparezan unhas boas minas!", añadió.

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