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Los ganaderos de Valdeorras, en aprietos para dar alimento y agua a las reses

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photo_camera Reses en una explotación ganadera

La sequía redujo a la mitad la cosecha de forraje y en el mercado está al doble de precio que en 2016

Las inclemencias meteorológicas ponen a prueba la resistencia del sector ganadero del oriente provincial, que con casi 12.000 reses de bovino, suman la mitad del total provincial, según el Anuario de Estadística de la Consellería do Medio Rural. A un invierno muy seco, como el último, se le sumaron la helada posterior y la actual sequía, provocando una fuerte reducción de la cosecha de hierba. La Asociación de Ganaderos del Macizo Central (Agromacen) la estima en torno al 40 % de la producción del año anterior, si bien alcanza casi el 90 % en ciertas zonas.

Así las cosas, los ganaderos deberán alimentar las reses con forraje de otros lugares. Su compra aumentará los costes que soportan unas explotaciones que se ayudaban con otros cultivos, como la castaña, para afrontar los pagos. Este año no podrá ser. La helada se llevó por delante gran parte de la producción de este fruto y dejó a los ganaderos sin este recurso.

No se quedan aquí los problemas que este año afrontan las explotaciones ganaderas del oriente provincial. Sus titulares suelen abastecerse de forraje en Castilla y León y este año los proveedores conocen esta dependencia. Tanto es así que los precios se dispararon. El ganadero vianés Germán Domínguez explicó que a estas alturas ya nadie habla de los 6,4 céntimos por kilo que pagó el año pasado. Ya hay suministradores que piden hasta 17,4 céntimos por kilo, más del doble. "Van a seguir especulando", añadió.

A su vez, la coordinadora de Unións Agrarias en Viana, María Páez, comentó que en prados que hace un año produjeron 19 y 11 rollos de hierba para ensilar, este año solo obtuvo 7 y 4 rollos, respectivamente. El presidente de Agromacen, Pedro Rodríguez, se refirió a las pérdidas comentando que "coa merma non chega para soster o gando. Vai entrar o inverno e non via haber", dijo. El ganadero Germán Dominguez coincidió plenamente con él y adelantó que tendrá que sacrificar reses para reducir los costes. "Vamos a matar vacas, nodrizas. No se puede comprar comida para no cubrir gastos", dijo.

Si la sequía está convirtiendo en un problema alimentar el ganado, dar de beber a la reses ya lo es. "Hai xente que xa leva cisternas aos animais", dijo María Páez. El agotamiento de los manantiales obliga, en el mejor de los casos, a mover el ganado en busca del agua. La responsable de Unións Agrarias explicó que el líquido puede llevarse de la traída o bien extraerse de un río. Eso sí, aclaró que esta segunda opción no está permitida y los ganaderos se exponen a ser multados. Pueden pedir permiso a la Confederación Hidrográfica, pero explican que los trámites pueden durar un año.

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