Historia a ritmo de transistor

Bautista Álvarez manipula una máquina de la desaparecida Imprenta Llordén, de O Barco (J.C.)
photo_camera Bautista Álvarez manipula una máquina de la desaparecida Imprenta Llordén, de O Barco (J.C.)

Radios, coches, maquinaria... un complejo hostelero de Vilamartín, permite realizar un recorrido a través de la historia reciente, que el Instituto de Estudios Valdeorreses pretende dar a conocer con visitas guiadas.

El complejo hostelero Paladium, de Vilamartín, expone más de seiscientas radios. Hay un poco de todo, desde pequeños transistores hasta aparatos que cuesta sangre y sudor levantarlos. Ayer los dieron a conocer el propietario del establecimiento, Bautista Álvarez Rey y el artífice de que la práctica totalidad de los equipos funcionen: Ignacio Rodríguez Rodríguez. El museo abrió sus puertas a la población de la mano del Instituto de Estudios Valdeorreses, que preside Aurelio Blanco Trincado y que organizará visitas guiadas para mostrar las diferentes colecciones que atesora este espacio de Vilamartín.

El aparato de radio más antiguo data de 1895, explicó por teléfono Ignacio Rodríguez. Comentó que le hubiera gustado acompañar a la comitiva en este recorrido inaugural y que tuvo que viajar a León precisamente para interesarse por un equipo de poner discos para el museo. Añadió que suele recurrir a Internet o a otras colecciones para conseguir las piezas empleadas en la restauración de los equipos. "O 90 % funciona", subrayó.

La radio capta inmediatamente la atención del visitante, que ya no la podrá desviar de las diferentes colecciones que se van sucediendo ante él. Desde coches antiguos hasta un cañón de artillería, conseguido en Astorga, pasando por carros de bueyes, piezas de centrales eléctricas, un alambique de cobre para elaborar aguardiente e incluso el equipamiento de una clínica de una central eléctrica.

Son miles las piezas que atesora. Lo confirmó, Bautista Álvarez, propietario de todos los objetos guardados menos de las radios, que comparte con Ignacio Rodríguez. "Hai moitos millóns investidos", afirmó. También explicó que comenzó a coleccionar piezas hace casi 30 años, coincidiendo con la apertura del complejo. Eso sí, no dudó en afirmar que sus mayores tesoros son las máquinas de la desaparecida Imprenta Llordén, de O Barco.

Después de muchos años de búsqueda, el presidente del Instituto de Estudios Valdeorreses, Aurelio Blanco, consiguió su anhelado museo. "Es una ilusión que tengo desde hace más de 40 años y a la que ningún concello fue receptivo. El último jarro de agua fría lo recibí cuando no conseguimos las bodegas de la Casa Grande para un museo. Bautista Álvarez lo puso en funcionamiento", explicó.

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