El pueblo de Celavente (O Bolo) abrió ayer sus tradicionales "fornos" para disfrute de las 600 personas que, según la organización, comieron y bebieron a lo largo de los 4,5 kilómetros que tiene la popular ruta gastronómica.
El pueblo bolés de Celavente volvió a convertirse ayer en el centro gastronómico de Valdeorras. La popular Ruta dos Fornos, que va por su décima edición, reunió ayer a 600 personas, según los cálculos de la organización, que un año más corrió por cuenta de la Asociación Centro de Animación Rural Celavente.
Los "intrépidos" participantes en una ruta que discurre por bellos parajes del rural bolés comenzaron a animar el ambiente ya en las calles del pueblo. La charanga Compostela Band ayudó a que los participantes en la marcha no se desanimaran ante 4,5 kilómetros de una caminata, a veces por tramos muy empinados. Hubo otros alicientes: la belleza de los paisajes naturales que iban a recorrer y las exquisiteces que escondía en cada "forno".
El bardo de Celavente, Juan Corzo, calmó el nerviosismo previo a la salida. Para conseguirlo echó mano de una de sus poesías sobre esta tierra. También hubo un momento para el homenaje. Este recayó en la figura de Alberto Vázquez, "precursor, fundador e padre desta idea", según explicó el conductor del acto: el periodista Jorge Isla.
Los prolegómenos fueron breves, la 10ª Ruta dos Fornos llevaba minutos de retraso y los "ruteros" comenzaban a impacientarse. Apenas duró 10 minutos. Finalizado el protocolo todos se echaron al camino y, uno tras otro, fueron cayendo los fornos: do Viduedo, dos Hortos, de Outeiro, do Fondo, do Campo y do Cima. Los marchadores también visitaron la bodega da capilla. Las fuerzas, en ningún momento decayeron. En este caso, los estimulantes fueron productos de O Bolo: chorizos asados, empanada, oreja de cerdo, jamón asada, torta de "roxóns" y roscón. Además, hubo vino, mucho y de la Denominación de Orixe Valdeorras.
