El pueblo pretende levantar una estatua a Pilar López, defendiendo su obra ante Xunta y Obispado

Patrimonio ordena demoler las obras hechas por una madrileña en un templo de O Barco

Baldosas colocadas en el cementerio de Santigoso.
Las obras de la madrileña Pilar López en Santigoso (O Barco) tienen entusiasmados a casi todos los vecinos. Sólo una familia se quejó de la construcción de un pequeño templete ante un pajar de su propiedad, una protesta que parece fácil de resolver. Sucede todo lo contrario con las órdenes de la Dirección Xeral de Patrimonio, que mandó parar los trabajos y demoler las reformas realizadas ante la iglesia de San Miguel y su cementerio. El pueblo apoya a su benefactora y el Concello intenta encontrar una solución.
“¡Se esta señora está arranxando o pobo! Cómo non imos estar con ela”. La exclamación es de uno de los 144 habitantes de Santigoso (O Barco). La práctica totalidad del pueblo sale en defensa de Pilar López Zamora, una madrileña que se encariñó del pueblo al que llegó hace unos 20 años. “Temos pensado facerlle unha estatuta”, añadió.

Pero siempre hay excepciones. En Santigoso, una familia recurrió al alcalde para detener la construcción de un templete para cobijar la imagen de San Roque. Los detractores afirman que se está construyendo ante un pajar de su propiedad, lo que les impedirá rehabilitarlo, según explicó un vecino.

Los miembros de esta familia no son los únicos enfrentados con la controvertida Pilar López. Esta jubilada del Ministerio de Industria y de la Real Fábrica de Tapices también tiene sus más y sus menos con los técnicos de la Dirección Xeral de Patrimonio y del Obispado de Astorga. Ninguno de ellos ve con buenos ojos las reformas que inició en la iglesia de San Miguel, careciendo de permiso y diseñadas enteramente a su gusto.

Así las cosas, Pilar López se enfrenta a tener que levantar todas las obras que construyó, desde las escaleras que dan acceso al atrio de la iglesia y de su campanario, hasta la acera de baldosa del exterior del templo, pasando por las barandillas metálicas, la plaqueta colocada en el cementerio o la pintura dada a los muros próximos al lugar. Es más, el enfado de los técnicos es tal que también mandaron retirar la cubierta de pizarra que el pueblo construyó hace unos tres años, pagando 18.000 euros.

“Me enviaron un técnico para que suspendiese las obras, cuando ya tenía casi todo hecho”, se quejó Pilar López. Explica que “sólo hice la acera y arreglé el muro que rodea la iglesia para que no se viniese abajo y también darle una cierta vistosidad”. Dice que “no soy polémica”, pero asegura ser “constante y perseverante”, por lo que no duda en salvar su proyecto.

El alcalde de O Barco, Alfredo García, afirma que la iniciativa de la madrileña “es digna de elogio. Gastar el dinero en embellecer el pueblo”. Pero también comprende el enfado de Patrimonio. “Hay cosas que no se pueden hacer. La iglesia está protegida y cualquier actuación tiene que tener el permiso de Patrimonio. Su gusto no tiene que ser el correcto”, comentó el regidor.


Patada a una puerta de color rojo

Pilar López y los vecinos se quejan de la actitud del técnico desplazado por Patrimonio hasta la iglesia de San Miguel. La pintura de color rojo aplicada sobre una puerta no le gustó, propinándole una patada, cuya huella fue fotografiada por esta madrileña. “Din que non é o color, pero é o mesmo que tiña. O que pasa e que levaba moitos anos e estaba desvaído”, dijo un vecino.

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