‘El extranjero’, de Albert Camus

En algún momento todos nos experimentamos extranjeros. No por una cuestión de patria, sino de incomprensión. La realidad nos resulta un conjunto ajeno.
Al señor Meursault le ocurre exactamente eso: es un ser por completo indiferente a la realidad. Le resulta absurda. Ni después de cometer un crimen realmente absurdo, se siente afectado por el alcance de esa maniobra letal. No hay lugar en él para la lástima, la justicia, el miedo a la muerte. Este tipo de individuos hoy resultan comunes, pero cuando Camus puso a uno al frente de su novela, poco menos que sentaba las bases para crear el modelo literario. No sólo eso. Camus nos advertía que una sociedad compuesta por individuos, puede muy bien ignorar la existencia de los mismos y volverlos extranjeros dentro de las comunidades en las que habitan.

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