ABUELOS

Un "pasatiempo de doce horas al día maravilloso"

Mario Pereda, el pequeño de la imagen en manos del orgulloso abuelo Joel Castro, es otros de los muchos inquilinos de la provincia veraderamente afortunados

Mario Pereda, el pequeño de la imagen en manos del orgulloso abuelo Joel Castro, es otros de los muchos inquilinos de la provincia veraderamente afortunados. Ayer alcanzaba la minúscula edad de siete meses, y la odisea vital volvió a ser motivo de celebración de la familia, sobre todo de la que trajo hasta este mundo a su madre.

Su prima Andrea, ya superada la quincena, de años, no tuvo tanta fortuna. El que ahora recorre todos y cada uno de los parques de la ciudad con el joven Pereda todavía trabajaba entonces y únicamente destinaba parte de la jornada a sus labores de abuelo. Ahora, como otros tantos, la prioridad es ese pequeño y por detrás están las ocupaciones cotidianas propias de él, su mujer, e incluso hijas. 

Se ha convertido en abuelo a tiempo completo, no solo de tarde, ni mucho menos únicamente de verano: "Desde las ocho de la mañana hasta las siete u ocho de la tarde, por la mañana está únicamente conmigo, por la tarde también con mi mujer. Me he jubilado el 24 de septiembre -trabajó en banca y muchos lo reconocerán por su amplia trayectoria como entrenador de fútbol- y desde entonces ejerzo de abuelo a todas horas, para mí es un pasatiempo maravilloso y además consigo echar una mano a las hijas evitando que necesiten contratar a alguien o enviarlo a una guardería, afirma.

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