En el año 1993 abrió sus puertas en la zona vieja de la ciudad la Chocolatería Cándido. Desde entonces, pocos ourensanos han quedado sin probar su chocolate, que mantiene intacta la receta desde los inicios. Procedente de una familia de hosteleros, el establecimiento nació tras detectar sus gerentes que en la ciudad faltaba un lugar en el que poder disfrutar de un chocolate artesano.
Y es precisamente en la tradición donde reside el secreto de su éxito. Los churros y el chocolate, las dos estrellas de Cándido, los elaboran ellos mismos desde el mismo día en el que abrieron sus puertas. Sin variación desde entonces, sus productos son perfectos para cualquier parte del día y sirven también de complemento para el hostal que lleva el mismo nombre.
El invierno es su época fuerte, si bien en verano disponen de una terraza que permite tomar algo en el corazón mismo de la ciudad. Lo saben bien sus clientes, pues muchos de ellos mantienen su fidelidad desde hace años.
De lo que no entiende el chocolate es de edades. Aunque cuentan con clientela de edad avanzada, son muchas las pandillas que acuden buscando el calor de una buena taza al salir del colegio. Y allí está Cándido para recibirles con el buen saber hacer de la experiencia y la artesanía de sus productos.