XORNAL ESCOLAR

Mediar para educar

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photo_camera Dos niños distantes en un aula.

La mediación como método de resolución de conflictos en los centros educativos

En línea con el artículo anterior, afirmaba que el conflicto escolar podía ser un elemento positivo para el desarrollo personal, pero para que esto sea posible es necesario crear un entorno facilitador de la comunicación en el seno de las relaciones interpersonales, rompiendo la percepción dual de los o las que viven el conflicto y estableciendo los mecanismos de exploración conjunta de alternativas para su posible solución.

En este sentido, la mediación, constituye el soporte sobre el cual cada persona individualmente, con la ayuda de un tercero neutral (el mediador/a), se conecta con el contexto, ofreciendo la oportunidad de elaborar el malestar sentido e iniciar un proceso de cambio a partir de un modelo de responsabilidad compartida, lo cual facilita, por una parte, la oportunidad y las herramientas para recorrer el camino que separa la indefensión personal y la violencia del diálogo y, por otra, aporta la capacidad de regular los propios comportamientos, así como genera la oportunidad de transferir el conocimiento adquirido a otras situaciones que pudieran ser también conflictivas.

De esta forma, la narrativa sustituye a la impulsividad del acto violento, lo cual le convierte, no solo en un hecho, posiblemente, resolutivo, sino, sobre todo, lo que es más importante, en un ambiente vital de proceso en sí mismo, cuyas prácticas podrán convertirse en un hábito cultural de paz para el futuro de nuestros hijos e hijas.

El proceso de mediación, lejos de constituir algo improvisado y aislado, implica una estructura sistémica inicial debidamente organizada, que exige los siguientes pasos, que le configuran en cuanto un modelo de intervención globalizado: 1) análisis inicial de la convivencia en el centro, realizado a través de la Comisión de Convivencia, 2) sensibilización de la comunidad educativa sobre los beneficios del proceso, 3) determinación y publicación de los protocolos de actuación a seguir, 4) inserción de los acuerdos en el Plan de Convivencia, 5) selección, en su caso, del alumnado/ profesorado mediador/a, 6) establecimiento de las medidas de formación de los mediadores/as seleccionados, 7) coordinación y seguimiento del proceso de mediación, y 8) evaluación inicial, procesual y final del plan.

FASES DE LA EJECUCIÓN

En general, el proceso de mediación, una vez aprobado, sigue una serie de fases en su ejecución, cada una de las cuales lleva implícitos una serie de documentos: 1) fase de preparación, conformada por: a) conocer e identificar a las partes, b) evaluar y establecer las necesidades, c) determinar los objetivos, y d) evaluar el poder; 2) fase de interacción, que comprende: a) realizar un preproceso o calentamiento interpersonal, b) hacer un sondeo de la situación, c) establecer posibles alternativas de acuerdo, d) realizar un intercambio de las posibles soluciones, e) seleccionar una o varias medidas y cerrar o finalizar el acuerdo mediante un contrato entre las partes, f) asegurar que el acuerdo en bueno para ambas partes; y 3) fase de seguimiento continuado de los acuerdos realizados en las fechas que se establezcan por acuerdo.

TÉCNICAS

Aunque existen muchas estrategias en la práctica cotidiana son muy útiles las siguientes técnicas: a) escucha activa o empática, en la cual, el mediador/a, sea adulto/a, o entre iguales, permite las expresiones y posturas de cada una de las partes, recopilando no solo los hechos, sino también los sentimientos personales; b) reenmarcación de frases negativas, con el fin de controlar la ira y las emociones en la interrelación y eliminar aquellos comentarios negativos, posturas rígidas o insultos que puedan interferir en el proceso de comunicación; c) realización de preguntas o paráfrasis, que pidan a las partes la confirmación de las observaciones realizadas por el medidador/a, d) equilibración del poder, con el fin de equilibrar la situación que permita establecer la dificultad máxima por igual de cada una de las partes para que puedan obtener sus metas, pues la parte con más poder (o que, en mayor número, se hayan sumado a una de las causas) siempre tendrá mayor facilidad para alcanzar sus propósitos, e) gestión de las emociones, reenmarcando comentarios negativos, que permitan mantener el control sobre el proceso y la tensión entre las partes, f) resolución del estancamiento con intervenciones, cambiando el ambiente que provoca un impasse en el proceso, alternando, por ejemplo, las reuniones privadas con reuniones conjuntas, g) logro de un acuerdo, que sea mutuamente beneficioso, duradero y sin aspectos ambiguos, en el que ambas partes se sientan satisfechas y confiadas, y h) control de la eficacia de los resultados en relación con los acuerdos logrados.

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