Ourense revive su mejor baloncesto de la mano de un COB espectacular (84-83)

El pívot del COB Romaro Gill machaca el aro del Betis.
photo_camera El pívot del COB Romaro Gill machaca el aro del Betis.

El COB y el Pazo vivieron una noche como hacía años no se recuerda por nivel de juego, calidad y ambiente culminada con una victoria de equipo grande

La calidad del baloncesto, el nivel de acierto, la intensidad de los jugadores, la emoción en el marcador y el ambiente en la grada. Una bomba de pasión constante y euforia final como hacía mucho tiempo no se veía en un Pazo que se fue a casa soñando con lo que queda, pero sobre todo paladeando lo que acababa de vivir. Este COB es para sacarse el sombrero y la afición que tiene para presumir de ella. Ayer fueron de la mano desde el salto inicial al bocinazo final. Una comunión perfecta entre un COB que no se deja nada dentro y una grada que confía a su equipo.

El Betis fue el rival con más calidad que ha pasado por el Pazo, tuvo un nivel de acierto en el tiro espectacular  y encontró siempre jugadores a los que recurrir para creer en la victoria. Pero chocó contra un COB genial. Un equipo de autor en el estilo, de carácter cuando aparecieron las curvas y de “eso” cuando llegó la hora de la verdad.  Se dejó 12 tiros libres en el camino y se enfrentó a un rival que metió 12 triples. Y ganó igual. Porque jugó mejor casi siempre y porque en el último cuarto combinó la táctica, el talento y el corazón para marcar la diferencia.

En el inicio fueron Ivica Radic y Mindaugas Kacinas los que marcaron el camino. El croata empezó con 5 de 6 en la zona y el lituano con 2 de 3 en triples. Con mucho acierto de Dedovic, Berzins y Polanco al Betis no le daba para mandar. 49-46 al descanso tras un segundo cuarto con 19 faltas señalas que no consiguieron parar el ritmo ofensivo de los dos equipos. La proyección era de rondar los 100 puntos cada uno y todavía faltaba lo mejor.

Segunda mitad

Kuksiks tomó la palabra y se juntó con Polanco para firmar los mejores minutos del Betis, que coincidieron con los únicos de dudas del COB (53-60). Y quizá ahí apareció esa pizca de fortuna que también hace falta. El Betis falló tres ataques para hurgar en la herida y el equipo ourensano se agarró a los tiros libres para no alejarse del marcador. Llegó al último cuarto por detrás, pero otra vez con buenas sensaciones (62-66).

Apretó en defensa, dejó al Betis cuatro minutos sin meter una sola canasta en juego y encaró la recta final del partido sintiéndose poderoso (71-67).

Llegó el turno de Romero y lideró el último arreón sevillano. Se puso arriba quedando casi tres minutos (76-77) y Félix Alonso paró el partido. La siguiente canasta fue suya aunque la anotase Mendikote con un mate y de ahí al final su equipo voló. Empujado por una afición extraordinaria y con Adika Peter-McNeilly, Sergio Llorente y Unai Mendikote como ejecutores. El alero anotó un triple tras rebote ofensivo de manicomio y luego el escolta clavó otro que parecía definitivo con poco más de un minuto por jugar (83-78).

Rodríguez achuchó el marcador con un triple desde la esquina (83-81), Mendikote metió un tiro libre de seguridad (84-81) y la última defensa del COB fue impecable. Barnes, de milagro, rescató dos tiros libres con solo 7 décimas por jugar. Metió el primero queriendo y el segundo sin querer. Tras saque de fondo, Llorente lanzó el balón al aire mientras sonaba una bocina que no debe impedir que Ourense vuelva a soñar con el baloncesto. Imposible no hacerlo con este equipo. 

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