La pesadilla de Halloween llegó antes incluso de ponerse a dormir. Mal sabor de boca por partida doble. A los ourensanos se les atragantó un segundo cuarto donde no se defendió como tocaba. Tampoco es que en el primero se hiciese, pero un ataque aseado en los 10 primeros minutos lo compensó. A partir de ahí, los dientes de leche atrás se parecieron algo más a los colmillos de otros partidos y los jugadores demostraron carácter. No cejaron en su empeño hasta el final. ¿Qué faltó? Calidad. Pero es que si estás sin el “jugón” Turner y, aún encima, la espalda de Jawara dice “hasta aquí”, es muy difícil sobrevivir.
Pendientes del noruego y mirando un calendario que no ofrece una tregua ni por cantidad ni por calidad. Y con ese regusto amargo de que con más armas la batalla en Pumarín podría haber tenido otro final. O, al menos, se hubiese estado ahí.
No dan puntos por regocijarse en las heridas. El COB competirá el sábado en Fuenlabrada sabiendo lo que necesita: defensa, al Pazo, y un poco más de defensa extra. Con eso, podrá compensar esa falta de quilates que esperarán desde la enfermería. Porque el pensamiento de que el equipo del año pasado se hubiera ido de Oviedo 30 abajo pasó por muchas cabezas. Si hay carácter es más fácil que luego haya sonrisas.
