LEB ORO / PLAY OFF

Y de repente, Marcos Suka-Umu

photo_camera Marcos-Suka celebra una de sus canastas con los apasionados aficionados del Pazo Paco Paz.

La inspiración del imprevisible escolta del COB desbarató el plan táctico del Lleida y facilitó la primera victoria del COB en la serie 

Erase una vez un partido típico de playoff, más concretamente un primer partido típico de playoff en el Pazo, de pocos puntos, mucha intensidad e igualdad en la pista. Con un COB por delante en el marcador, si bien con el aliento del Lleida muy cerca de la nuca, augurio de un final -otro más- demasiado emocionante para los aficionados, aproximadamente 4.000, presentes en el Paco Paz.

Sí, no era un partido para recordar, grabar y enseñar a los nietos. Más bien para ocultar en el fondo de la videoteca. Ningún jugador del COB parecía especialmente inspirado sobre el parquet.

El que menos, quizá, ese Marcos Suka-Umu. Pasado de revoluciones, inestable, cabezota y egoísta. Seguro que algún aficionado local deseó estrangular lentamente al escolta por sus decisiones en la pista. "Desde que cortó el pelo ya no es el mismo", se escuchaba entre los corrillos de los expertos en baloncesto -y estilistas- de la ciudad.

El Lleida estaba a cuatro puntos de un COB angustiado cuando, de repente, Suka-Umu se lio el mundo por montera y enloqueció el partido. Cinco puntos, cinco asistencias -12 puntos que regaló a sus compañeros- y dos rebotes en apenas siete minutos contra un rival incapaz de detener la tormenta.

No se podría afirmar que se despertó el tigre en un momento puntual, ya que Marcos Suka-Umu pertenece a la raza de los felinos en cuanto pisa la pista. El problema reside precisamente en domesticarlo cuando el partido lo requiere.

Más propio sería afirmar que el tigre jugó con la correa durante los tres cuartos anteriores y, para desgracia visitante, se la arrancó a mordiscos, causando el pavor entre los rivales. Este salvaje momento contagió a sus compañeros, convirtiéndose el COB en una jauría de depredadores en el último cuarto.

¿Y el público? Encantado. Porque Suka salta, ríe, grita, celebra... Transmite tanta pasión que las críticas anteriores se transforman de inmediato en abrazos, besos y palmadas en la espalda. ¡Y que bien te sienta el corte de pelo, Suka!

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