Opinión

Delirante

Si los sketches se pudiesen contar con palabras, se publicarían y surtirían el mismo efecto. Pero no. El humor en imágenes es intraducible, porque tiene sus códigos. Esta semana vimos en ‘Muchachada nuí’ una de esas piezas intraducibles que compensa de la sequía a que nos somete en ocasiones la televisión.


En la sección ‘Celebrities’ le tocó el turno a Isabel Coixet. Y como era de esperar, Joaquín Reyes la bordó. Silueteándola de un modo muy distinto al que la hubiesen afrontado otros, como Mota, Los Morancos, Josema Yuste o Flo.


Joaquín Reyes es intraducible. Todas sus ‘Celebrities’ lo son. Pero valga el recordatorio. Esa pose. Ese rictus. Esa declaración de principios en boca del personaje: ‘Soy pura contradicción. Isabel es como una sonrisa. Coixet, como algo intenso y corto. Como un animalillo. Como una alimaña que se mete por debajo de la cama. Como algo intenso que se va. Como cuando te metes en el coche y te sale el aire caliente de golpe que es una bufá. A mí la gente, en general, me da un asco Yo cuando subo el ascensor no quiero ni compartir el aire. Por eso contengo la respiración. ¿No ves que te contesto con la mirada que voy al quinto piso? A veces se me ha acercado alguien a preguntarme algo y yo me he girado la cabeza y le he sacado del plano. A qué huele Isabel Coixet. A claqueta. Y a pedantería, no digo que no un poco. No he visto ni una de Eric Rohmer. Me he dormido en todas. ¡Es un secretito! Las películas hablan por sí solas. Todas las películas están hablando. Joder, qué intensa soy. No me digas que no mola sufrir...’.


Lo dicho. Intraducible. Pero muy disfrutable.



Te puede interesar