Opinión

QUE SIGA EL ESPECTÁCULO

Confirman los sondeos el deterioro galopante y progresivo de la imagen de la clase política. El CIS, una autoridad en eso de las encuestas, lo confirma periódicamente. No hay que ser sociólogo para percibirlo. Basta con detenerse en la barra de un bar a tomar un cafecito rápido para percibir hasta qué punto el ciudadano denosta a los representantes públicos. Y no es un mérito gratuito. Se lo ganan a pulso. Todos los días. Los de Ourense, a la cola en casi todos los rankings, suman puntos estos días para estar en vanguardia. Se les va la pinza, unos veces a unos, otros a otros y a veces, a todos al unísono. Nadie quiere quedarse fuera del circo. El gusto por el esperpento se contagia. La cosa pública es ahora el mayor espectáculo del mundo. Redoble de tambor. Tal vez hoy veamos el más difícil todavía. Que siga la función. La gente se ríe mucho. Casi siempre por no llorar. Pero se ríe.

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