Opinión

Las verdaderas preocupaciones

El desempleo continúa en cabeza de los problemas de los ciudadanos y es citado por la ciudadanía en un 80,3%, subiendo 1,1 puntos con respecto a febrero. También se incrementa la preocupación que generan la corrupción y el fraude, que pasan del 48,5% a un 50,8%. Estas son, según manifiesta el CIS, nuestras verdaderas preocupaciones e inquietudes, y son las demandas que nuestros responsables políticos deben atender y solucionar, sin excusas ni ambigüedades.


También preocupa que el ritmo de recuperación en Galicia sea inferior al de otras comunidades de este país. Y precisamente en esta línea manifiesto mi total acuerdo con el informe económico presentando recientemente por el Foro Económico de Galicia, en el que nos dicen que la economía gallega acumula cuatro trimestres consecutivos de crecimiento pero el hecho de que el incremento sea mucho menor que el de España (que cerró 2014 con un aumento del PIB del 1,4%, frente al 0,4% de Galicia) contrarresta la sensación de recuperación económica. Situación que se debe corregir, ya que estamos a la par dentro de un contexto en el que la buena marcha del empleo que muestran los datos de paro registrado en el primer trimestre va a tener, seguramente, continuidad a lo largo de todo el año 2015, si se confirman las previsiones empresariales que refleja la primera Encuesta Anual Laboral del Ministerio de Empleo y Seguridad Social. Con datos como que el 84,8% de las empresas afirman que van a mantener estables sus plantillas y otro 8,4% admite ya que creará nuevos puestos de trabajo. Un total del 93,2% del conjunto empresarial da por cerrado el ajuste laboral, frente a sólo un 6,8% que prevé reducir el número de trabajadores.


En definitiva, datos positivos pero no para la totalidad de los ciudadanos; precisamente ahí está el gran reto, el de la igualdad social y la recuperación de la renta menguada de las familias, donde el porcentaje de ahorro ha disminuido considerablemente en los últimos años, debilitando nuestra económica doméstica y empresarial.
A la par, se debe abrir de una forma sólida y eficiente un cambio del tejido productivo y se deben potenciar sectores consolidados que nuevamente tiran de nuestra economía y vuelven a generar empleo. Como, por ejemplo, el sector servicios y el inmobiliario, con todos sus sectores colindantes. Lo he manifestado en diversas ocasiones, si desde el sector inmobiliario somos capaces (y lo estamos siendo) de hacer girar con fuerza la rueda económica, esta contribuirá a dinamizar numerosos sectores paralelos: construcción, arquitectos, ingenierías, almacenes varios, canteras, comercializadoras, etcétera. Pero insisto, acompañado esta vez de un nuevo tejido productivo basado en el I+D+I que cree un dinamismo económico solido y de vanguardia, ese debe ser el camino a seguir.

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