Al COB le bastó con dominar el aspecto más básico del baloncesto, el juego interior, para superar al filial del Barcelona y sumar ese triunfo, tercero de manera consecutiva, que necesitaba para asegurar de manera matemática y a falta de una jornada por disputarse su permanencia en LEB Oro.
Una vez más Roberto Morentin (10 puntos/10 rebotes) y Jonathan Kale (14 puntos/12 rebotes) hicieron valer su empaque y experiencia ante los jóvenes jugadores catalanes dotados de buenos fundamentos y hasta sobrados de centímetros pero faltos de presencia física con la excepción de Alexander Zhigulin. De tal modo, no resulta tan sorprendente que el base Erik Hakanson fuera el máximo reboteador (5) a la vez que razonable sustento ofensivo de su equipo junto con Marc García.
Todo parecía favorable para el COB (16-27 al final del primer periodo) hasta que, una vez más, surgieron las prisas innecesarias y los consecuentes errores que permitió al conjunto barcelonés recuperar y hasta tomar el mando en el parcial del tercer cuarto (27-16). En ese desajuste surgió la decisión del 'especialista' Ryan Zamroz. Un auténtico superviviente y acertado refuerzo invernal. Jugador con evidentes lagunas en defensa pero sobrados fundamentos y mano para "compensar" en ataque. Capaz en su incorporación de asumir responsabilidades, ajustar y hasta modificar los roles del equipo. En su incorporación al COB liberó a un agobiado Luettgerodt, más válido como alero, por físico y fundamentos, que escolta anotador o a un Huertas excesivamente expuesto. Mayor libertad para los directores Rivero o Frutos que a fe se le notó y hasta mejoraron sus prestaciones de manera evidente los interiores Morentin y Kale más liberados a la hora de afrontar el 1x1 ante defensas más abiertas y sin ayudas. Reajuste que pudo ser la clave del cambio. Las estadísticas están ahí, los resultados también.
Si es seguro que la aptitud de los jugadores terminó por compensar la falta de convicción colectiva.
Al recuerdo nos viene el enfado del aquel técnico del COB (temp. 94/95) que se quejaba del excesivo individualismo del base Darrell Amstrong a quien exigía un cambio en su dirección del equipo hasta que surgieron los nervios ante un posible descenso y provocaron el consiguiente cambio de opinión. En su recuperada libertad Darrell Amstrong terminó siendo el máximo anotador de la ACB y el COB logró la permanencia.
