Opinión

El Toniño

Menudo lío al escribir hace unos días del “personaje” vecino de la calle de Hernán Cortés en el que ampliaba datos a la carta al director de la amiga doña Lupe. Resulta que los de “nuestros tiempos” me cuentan anécdotas, unas sabidas y otras nuevas, pero los de ahora, los más jóvenes, me preguntan ¿quién era el Toniño? Rebusco entre papeles y encuentro su caricatura fechada en 1979 firmada por Seabra, al que llamo por teléfono, le pido su autorización para poder ser publicada con estas letras, me la da recordando que se las había hecho a los “personajes” de aquellos tiempos, don Manuel de los Diablillos, el Capitán Bombilla, la Amadora, el Charles, el Peteta y otros.

Ahí lo tenéis, con su cara de pícaro, con su boina, falto de dientes y, por aquellos días, sin afeitar. Vestía en los días de invierno con su vieja y amplia gabardina, por cinturón empleaba un cordel y llevaba siempre los zapatos en “chancletas” sin calcetines, y ya en primavera y en verano, usaba el inconfundible “mono” de color kaki, el traje de faena de los soldados, a los que les tenía mucha afición y acompañaba en los desfiles. El Toniño “organizaba” los desfiles militares y las procesiones, indicándole a la gente que se apartasen, que se subieran a las aceras, que dejaran pasar. Se arrimaba a las autoridades, alcalde y obispo y cuando le decían que se apartase, se marchaba diciéndole a la autoridad a la que se había arrimado, “Ay, ay, ay alcaldiño”, o “Ay, ay, ay obispiño”.

Termino con esta anécdota: con ocasión de una visita oficial a Madrid, a Ministerios, el alcalde de la ciudad, David Ferrer, se encuentra con el que había sido gobernador civil de nuestra provincia y, nada más estrechar su mano, le hace esta pregunta “¿y el Toniño vive?” Como veis, sí que era un personaje importante nuestro Toniño. Creo que había sido internado en una residencia de Monforte y allí falleció.

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