Opinión

PSOE Y NACIONALISMO

Alfredo Pérez Rubalcaba dijo textualmente el otro día en el comité federal del PSOE -máximo órgano del partido entre congresos- que 'si el debate se centra en el derecho a decidir no habrá salida. El resto de España nunca va a aceptar que una parte decida sobre algo que afecta al todo, y el PSOE tampoco'. La solidez del argumento fue compartida por la inmensa mayoría de los asistentes y se entendió como una seria advertencia al PSC, que a tenor de los acontecimientos, no pareció o no quiso entender el mensaje.


Se podrá argumentar lo que se quiera: que el PSC es un partido diferente, que tradicionalmente ha habido discrepancias entre Ferraz y la cúpula de los socialistas catalanes y nunca la sangre ha llegado al río, o que se trata de un rifirrafe sin consecuencias, pero se equivocan quienes minimizan el asunto y, según me dicen, es un tema que le quita el sueño al number one del PSOE.


Afirma Tomás Gómez, y como él piensa una gran mayoría de compañeros de partido, que nacionalismo y socialismo son como el agua y el aceite, y advierte que nunca deben mezclares y si lo hacen resulta una pócima viscosa que ni sirve a sus fines ni gusta a nadie. Basta con echar un vistazo a la historia reciente de ese partido para ver que cada vez que han pactado con los nacionalistas han terminado perdiendo votos y separándose de su electorado en el resto de España, lo cual en términos electorales es un desastre para un partido de poder con una gran vocación nacional, que lleven en sus siglas la 'E' de España.


Ayer mismo el secretario general del PSOE volvió a plantear ante los miembros de su grupo en el Congreso, Senado y Parlamento Europeo la necesidad de reclamar una triple reforma de la Constitución para atajar la 'crisis económica, social, territorial y política' que padecemos. En ese contexto planteó la necesidad de cambiar el Senado para hacer frente a la crisis territorial en la que se enfrentan, según su análisis, 'dos pulsiones negativas': la de los que quieren irse de España y la de los que apuestan por dar marcha atrás y volver a un sistema centralista. A estas alturas de la película un cambio constitucional en esa dirección seguramente sería aplaudido por una mayoría de españoles que prefieren que de una vez por todas se abra el melón constitucional para hacer los cambios que hagan falta, que soportar continuamente la amenaza machacona nacionalista o su insumisión cuando no violación de la Carta Magna.


El PSC cometerá un error histórico si se echa en manos de un Artur Mas enloquecido que está llevando a la coalición que lidera a un camino de no retorno. Hará mal en seguir el juego a los nacionalistas sean de izquierdas o de derechas que jamás tendrán con ellos ninguna concesión si no es a cambio de pagar un altísimo precio. ¡Claro! que la política hace extraños compañeros de cama como por ejemplo CiU y ERC que ahora defienden lo mismo, pero si Pere Navarro, que aparentemente es un hombre sensato, se deja engañar por un concepto edulcorado del derecho a decidir, terminará por tener que asumir los graves errores de otros y lo pagará, y mucho, electoralmente. Puede que PSOE y PSC no sean hermanos pero aunque solo sean parientes lejanos, el uno no puede sobrevivir sin el otro y eso lo saben todos. Mal negocio hacer concesiones a CiU con ese elevadísimo coste para todos: catalanes y españoles.

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