Opinión

SUICIDAS Y REALISTAS

He leído al corresponsal de El Mundo en Washington, Pablo Pardo, que un profesor de psiquiatría en Tufs, Nassir Gaemi, sostiene en su ultimo libro que, en tiempos de crisis, es mejor tener políticos suicidas que gente depresiva como Winston Churchill o Abrahan Licoln que son perfiles ideales para cuando no hay salida. El secreto es que los depresivos son personas realistas que evalúan mejor los riesgos, mientras que en época de prosperidad no saben como dirigir sus impulsos y los vuelcan de forma autodestructiva.


Cita como ejemplo de políticos depresivos a Ghandi y Martin Luther King, mientras que Tony Blair y Georges Bush son el ejemplo de políticos cuerdos que fracasaron en su gestión. Tal vez el psiquiatra tenga razón y lo que está demandando el momento es políticos que estén locos de remate, aunque no sé si eso de que los lideres tengan tendencias suicidas es lo más recomendable, pero lo que tengo claro es que quienes vamos a terminar para que nos aten somos los ciudadanos si esta situación no mejora. Esta han sido una semana de vértigo en la que quienes tenían que calmar a los mercados, como el ambiguo Trichet, ha conseguido desatar un auténtico tsunami donde no se salva nadie.


Es verdad que España está de nuevo en el ojo del huracán y que el Gobierno ha demostrado ser un auténtico desastre a la hora de gestionar las vacas flacas, pero reacciones de pánico evidente como la que tuvo el presidente de la Comisión, Durao Barroso, más que ayudar entorpecen. La crisis afecta también al liderazgo de las instituciones europeas cuyos dirigentes son de medio pelo y están perjudicando en vez de ayudar. Lo que está claro es que la dinámica actual tanto política como institucional en Europa debe ser mas ágil y eficaz, que la lentitud en la toma de decisiones es exasperante y mientras la política es un gran dinosaurio, los mercados son implacables y se mueven con la agilidad y rapidez del lince. Aquel viejo sueño de sustituir la Europa de los mercaderes por la Europa de los ciudadanos se desvanece cada día que pasa y, desgraciadamente, a la crisis económica se ha unido una crisis de liderazgo político sin precedentes. No sé si políticos suicidas como sostiene el psiquiatra, pero lo que necesitamos urgentemente son líderes eficaces, pegados a la realidad, que dejen sus complejos en casa, sean capaces de lograr grandes acuerdos de estado con sus adversarios y no sigan tolerando que los ciudadanos queramos abrirnos las venas en canal. Al final, si ellos no se suicidan políticamente seremos nosotros quienes en las urnas les quitaremos del medio. Esto es ya una cuestión de supervivencia.

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