Opinión

LIDERAZGOS

Qué define a un líder? Sin pretender simplificar la respuesta creo que el líder es aquel de quien emana la autoridad. Según los sociólogos, pueden liderarse pequeños grupos basándose el liderazgo en la interacción individual y, cuando se lideran amplios agregados sociales, es imprescindible la existencia de un centro legal de poder o la creación de estructuras orgánicas que permitan la transmisión de instrucciones en sintonía con la autoridad. Todo grupo humano tiene una tendencia a producir individuos que catalizan y expresan las aspiraciones colectivas, lo que les puede llevar a consolidar su autoridad de dos maneras distintas: autocráticamente o democráticamente. Hay investigadores, como Max Weber o Nicos Poulantzas, que analizaron las distintas procedencias y consecuencias de la autoridad desde diferentes ópticas. Así, Weber clasifica tres tipos de autoridad: la racional-legal, la tradicional y la carismática. Poulantzas basa sus trabajos en una síntesis de materialismo histórico, sociología weberiana y la corriente funcionalista norteamericana. Utilizaré los tipos de autoridad de Weber para analizar los casos de liderazgos que hoy están en los titulares de los medios de comunicación.


Luis Urzúa Iribarren (Lucho), líder de los mineros atrapados en la mina San José: su condición de jefe natural, indiscutible y carismático ha sido fundamental para mantener el ánimo esperanzador en sus 32 compañeros sepultados, como él, durante los 69 días que duró el encierro en las entrañas de la tierra. Es tal su influjo sobre los demás que el presidente de Chile, Sebastián Piñera, esperó a su liberación para impregnarse de la aureola de su liderazgo. El valor y entereza que contagió a sus compañeros definen hasta que grado la interacción personal puede alcanzar el éxito de una misión.


Sin embargo, en política los liderazgos son, cada vez más, derivados de una autoridad racional-legal basada en normas legalmente promulgadas o establecidas de forma contractual. Es una autoridad que precisa de la existencia de un cuadro administrativo organizado, siendo este la base de los estados. Los grupos políticos, tratan de buscar entre sus afiliados dirigentes de los que emane una autoridad carismática que puedan complementar el perfil de 'hombre de Estado' y, de esta manera, ilusionar a los ciudadanos con liderazgos artificialmente construidos. Cuando el jefe ha de desarrollar un rol más que otro, la imagen se deteriora y sufre el desgaste del ejercicio de sus responsabilidades. Zapatero nace como líder con autoridad carismática y poco a poco va asumiendo la condición de líder con autoridad racional-legal. Consciente de ello, la derecha más reaccionaria trata de socavar su imagen erosionando su proyección pública de líder con actos que rozan la violencia verbal, llegando a crispar las relaciones institucionales (el Día de las Fuerzas Armadas se escenificó el uso perverso de una mal llamada 'libertad de expresión'), por no hablar de los sistemáticos ataques personales al presidente desde distintos foros. En el fondo, y en la forma, añoran la autoridad tradicional basada en la creencia del carácter sagrado de la tradición, que se halla cristalizada en personas concretas que la heredan, de ahí que Aznar designase a Rajoy como líder tradicional de la derecha sin posibilidades de alcanzar nunca el liderazgo carismático y dependiendo siempre de su patrocinador.


De cualquier forma, hoy los liderazgos son complejos y cualquiera puede robotizar al líder y ofrecerlo como producto de consumo, sin importar el envoltorio que lo recubre que ha de formar parte consustancial con su persona. Rosa Díez o Belén Esteban son ejemplos de distinto origen. ¿Qué no harían con 'Lucho', el minero chileno?

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