Opinión

La “Provincia” y el “Centro”

Según el historiador polaco Jerzy Jedlicki, el mundo se divide en “Provincia” y “Centro”, representado éste por EEUU, vencedor de la Guerra Fría, sede del poder económico, militar, cultural, incluyendo la industria del armamento. Ya en el Plan Marshall se contemplaban las condiciones de la subordinación europea a EEUU con la consiguiente pérdida de soberanía; la ocupación se pone de manifiesto en las instalaciones militares americanas en territorio europeo.

En la “Provincia” viven los pobres y en el “Centro”, los creadores del globalismo, con poderosas armas de control de aquélla, destacando el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional. Solo el mundo musulmán y China no están sometidos al control del “Centro”. El primero, por su credo religioso que le da identidad ideológica y la segunda, por su hermetismo autárquico en expansión.

En los últimos años, los robots humanos al servicio del “Centro” planifican la integración en la “Provincia” del mundo musulmán, con una estrategia que el Viejo Milenario define como casi perfecta. Comienza con las guerras en Afganistán e Iraq, al margen de la legalidad internacional, pero hábilmente justificadas en la “lucha contra el terrorismo” financiado por las fuerzas del mal. Continúa con la Primavera Árabe y las ejecuciones de los líderes laicos Gadafi y Sadam Hussein. Es de destacar que el único lego que resiste es el líder sirio: Bashar el Assad, gracias al apoyo del decadente “Centro” moscovita. 

La hipocresía y la prepotencia del “Centro” se pone de manifiesto en el fortalecimiento de las teocracias y dictaduras musulmanas fieles a los intereses de EEUU: la saudí, Omán, Bahréin, Kuwait y Qatar, a las que hay que añadir los reinos hachemita de Jordania y alauita de Marruecos. Para fortalecer el proceso de alianzas con las naciones musulmanas, se obliga al Gobierno de España a rectificar su apoyo histórico al pueblo saharaui y reconocer la soberanía marroquí del Sáhara, cesando la ministra de Asuntos Exteriores, Arancha González Laya, por presión del monarca alauita. España pierde la buena relación con Argelia y sigue desconfiando de la lealtad del Reino de Marruecos.

El “Centro” consigue agregar a la “Provincia” los países que configuran el “Acuerdo de Abrahán”, firmado en la Casa Blanca por EEUU, Bahrein, Emiratos Árabes Unidos e Israel, estando prevista la incorporación de Arabia Saudí, Marruecos, Jordania, Sudan… que ya reconocen al Estado judío como apéndice del “Centro”.

¿Y Palestina? Los países árabes abandonan a sus hermanos humillados y masacrados por Israel. ¡Camp David, Oslo… papel mojado! ¿Quién impide que colonos israelitas se asienten en territorio palestino? ¿Quién garantiza la soberanía compartida de Jerusalén? La ira ciega a los más radicales palestinos, agrupados en el grupo terrorista Hamás, asesina a más de 1.200 ciudadanos israelíes, lo que desencadena la venganza del Gobierno del genocida Netanyahu, que ordena a su ejército el exterminio de los habitantes de Gaza.

Conclusiones:

¿Qué político de la “Provincia” se distancia del “Centro” en la defensa de la creación de dos Estados (Palestina e Israel)? ¿Qué líder europeo reitera la condena a Israel por el genocidio de los habitantes de Gaza? ¿Qué político responsable y resolutivo discrepa del “Centro” sin valorar las consecuencias sobre su entorno, “una teja cae de cualquier tejado”? Espiado ¿por quién y por qué? No olvidemos que el software Pegasus fue fabricado en Israel, que se niega a colaborar en la investigación del caso. Pedro Sánchez camina en la incertidumbre, y solo él conoce los secretos del “Centro” y su implicación en el renacer del odio en un mundo convulso. 

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