Opinión

Los carismas

Volviendo al refranero español tan amplio, viene a mi memoria aquello de “zapatero a tus zapatos”. Exactamente. Porque no todos valen para todo. Y esto se agudiza cuando se ve en la sociedad actual como se crean puestos para personas por sus recomendaciones o los célebres “enchufes”. Así salen después las cosas. Vemos a veces a personajes en ciertos puestos y nos echamos las manos a la cabeza.

A cada uno Dios le da unas cualidades que debe poner en rendimiento para la sociedad y no para sus cuentas bancarias. A unos les van bien los temas de letras, a otros los de números y debe cada uno ser consciente de hasta dónde puede llegar con sus cualidades. Y ser coherente y saber renunciar a ofrecimientos que distan de ser los propios para sus habilidades. A nivel personal nunca aceptaría nada relacionado con los números y la economía porque sería un desastre. Solamente una vez en mi vida acerté en matemáticas en aquella revalida de 4º y bien lo sabe mi amigo y padrino de misa el arquitecto Freixedo. Desde aquel día he hecho la promesa de olvidar los números…

Dice el libro del Génesis en su comienzo aquello de: “Creced, multiplicaos y dominad la tierra”. Cierto. La humanidad quedó a medio hacer y son las cualidades de la humanidad las que, colaborando con el Creador, hacen que, dominada la tierra, ésta progrese en todos los campos.

El mismo San Pablo, escribiendo a los Corintios (1,6-30), a los Romanos (12,6-8) y a los Efesios (4,11) recuerda a aquellos fieles primitivos la diversidad de carismas y cómo cada uno debe responder al que le corresponde. Dice a los Corintios: “Hay diversidad de dones, pero el Espíritu es el mismo; y diversidad de ministerios, pero el Señor es el mismo; y diversidad de acciones, pero Dios es el mismo, que obra todo en todos. A cada uno se le concede la manifestación del Espíritu para provecho común”.

Naturalmente, esas comunidades eran pequeñas y no necesitaban de mucha organización. Aparecían problemas, conflictos, rivalidades, pero esos problemas no se resolvían por la imposición de un jefe, sino en común se debatían los temas porque nada tenían en común. Compartían sus cosas con un gran espíritu.

Muy posiblemente sigue siendo cierto que “si la Iglesia no es mejor, es porque nosotros no somos ejemplares”. En el comienzo, cuando veían a los cristianos, era común aquella frase: “Mirad cómo se aman”. Cuando se habla de “nueva evangelización” a lo mejor habríamos de empezar por ahí que es la clave. Poco importan grandes documentos y grandilocuentes sermones si, por otra parte, nos falta lo sustancial que cifro en tres puntos: intransigencia con el mal, insistencia en el bien y contundente ejemplo en nuestras vidas personales profesionales y sociales en general.

En la sociedad actual, incluyendo la política se debiera hacer un profundo examen para comprobar si en realidad los que ocupan algunos puestos relevantes están preparados para ellos y en realidad son válidos para ellos.

Te puede interesar