Opinión

'Alerta rosa'

Estupidez. Y no es tanto el personaje como la actitud a lo que me refiero. Necia, falta de inteligencia y, por tanto, estúpida, pues tan falto de inteligencia es como estúpido reiterar el error, redundar y regodearse aún a sabiendas que lo es. Logró con su despropósito dialéctico romper la complicadísima barrera del partidismo en Galicia para poner firme y en contra todo el arco parlamentario con su desafortunada definición del Zapatero 'gallego' ¿? (del que vaya por delante se me ocurrirían muchas cosas que decir sin necesidad de entrar en nacionalismos hirientes y hasta malsonantes) , y lo hizo además ante la también estúpida pasividad del periodista y conductor del programa que la tenía delante.

Se adornó floreada con el punto y seguido de su 'gallega' descalificación en la ingeniosa gracia destinada al líder de la oposición -nacido Rajoy en Santiago, aunque pontevedrés de adopción e infancia-, regresando a manifiesta necedad y falta de inteligencia -estupidez etimológica por tanto-, cuando días después en Sevilla remataba la faena considerando 'censores aficionados' a los que en Galicia se sintieron molestos con su palabrería de ocasión cuando se refería a la lógica indignación del gallego confeso y harto de etiquetas despectivas .

Para quien hace suyo a Ungaretti: 'El peligro de la autocrítica es que los demás puedan llegar a creérsela', tal grado de necedad choca frontalmente con la autocrítica y modernidad de la que presume -no hay peor moderno (¿qué narices es eso?), que el que se jacta de serlo-. Se dice resistente -cita a Camus cuando escribe 'los resistentes tienen la última palabra'-, y se considera políticamente incómoda definiéndose en el colmo de la pedantería como 'Alerta rosa'.

Se me nota molesto, lo sé y asumo en ello la parte corporativista que me corresponde, pero me revienta la estupidez y más aún los estúpidos desnortados e insistentes.

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