Opinión

Primavera y más

La primavera sorprende, como cada año, dejando en sus primeros días un siempre extraño pese a lo acostumbrado sentimiento de profundo desasosiego. Todo lo rompe, todo parece estorbar con el inicio de una estación que en su llegar arrebata al punto de hacer de cuerpo y espíritu más vagabundos que en las aún frías horas previas. Llegaba la estación y, aun con eso, la lluvia y el mal tiempo que se han hecho inseparables compañeros a lo largo de un fastidioso y extremadamente cruel invierno se resisten a abandonar su espacio en la agenda vital. A un leve rayo de sol sucede sin apenas alerta un torrente de agua y malestar climático que no sólo desborda caudal y ríos, también recuerda lo lejos que está el final advirtiendo, además, que es el actual tiempo llamado de transición, limpieza y desorden emocional.

Es el de ahora, a pesar de todo y de la desazón depresiva que aún produce mirar cada día sobre nuestras cabezas, ciclo de primer verdor y en el que se manifiesta en esplendor el inicio de todo lo adormecido durante el invierno.

Es lo que los chinos conocen como 'primer movimiento', y que en su cultura -cada vez más presente y asentada en nuestro país- coincide con el elemento 'madera', vista ésta como tronco o árbol que inicia crecimiento, momento y capacidad de planificación vital y toma de decisiones. Así, y pasada ya la primera luna completa del ciclo actual, con todo lo que de revolución anímica eso supone (el pasado día 30 de marzo fue la primera no llegando la siguiente hasta el 28 del actual abril), queda por delante mucho por andar hasta el cierre de los 92 días y 18 horas que este año marca el calendario como de limpieza de fríos interna y exteriormente.

Ansiedad, estrés, fatiga... semáforo vital que el inicio del ciclo marca y acostumbra, pese a lo difícil que sea hacerse con ello.

Te puede interesar