Opinión

ABORTO

Cuando al mirar hacia atrás buscamos el ejemplo de los pueblos que desde la antigüedad hemos llegado a considerar pujantes, llegamos a la conclusión de que el modelo es desalentador. Los antiguos griegos sostenían que amaban la sabiduría sin límites y la belleza sin extravagancias, pero a la hora de perpetuar su cultura no dudaron en llevar a cabo su particular sistema de selección, bastante distante de la propuesta de Darwin. Los adoradores de los dioses del Olimpo aguardaban a que los bebés nacieran para comprobar si tenían alguna tara, y de padecerla, los despeñaban barranco abajo para mayor pureza de su raza. Esta misma premisa se ha llevado a cabo por infinidad de sociedades, alcanzado en la actualidad al período anterior al alumbramiento, lo que para todos los efectos es conocido como aborto.


Distintos partidos han pasado por el gobierno para aportar su visión sobre tan controvertido tema, en el que existe un enfrentamiento entre la visión creacionista y la cientifista a la hora de valorar dónde comienza la vida humana como conjunto de inteligencia, sensaciones, emociones, pensamiento, etc., considerando en qué momento se originan todos esos rasgos que nos definen como especie. En cualquier caso, si en la anterior legislatura hubo un conflicto con la administración de la llamada píldora del día después a menores sin necesidad del consentimiento de los padres, no recuerdo ningún lugar en el que los españoles le pidieran a Gallardón ningún otro tipo de modificación legislativa, sin entrar a valorar mi postura en relación al aborto.


Ahora nos encontramos con un ministro que se atribuye legislar como le da la gana, a espaldas de los electores que depositaron su voto para que hiciera otra cosa, actitud que copia a otros ministros del gabinete de Rajoy: léase Ley de Educación, las relativas a Hacienda o la 'ley de la mordaza', que pretende de una sentada llevarse por delante la libertad de expresión, el derecho a la información, el derecho de reunión y el de manifestación.


Llevamos una temporada conviviendo con un corpúsculo de mojigatos encaramados al poder, aprobando leyes que lo único que buscan es blindarse contra un pueblo que es en definitiva el soberano, por si a alguien le queda alguna duda. Pero si hay algo que deja en evidencia la última revisión legislativa del titular de Justicia es que preserva los nonatos con malformaciones con una propuesta hipócrita en la que, con la más absoluta falta de sensibilidad, su Gobierno recorta los beneficios sociales necesarios para afrontar el cuidado de unas personas que, con necesidades superiores a las que gozan de perfecta salud, acostumbran a disponer de menos recursos. ¡Otro más que piensa que la calle es suya!

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