Opinión

EL RECIBO DE BASURAS

Ahora que presumimos de país casi verde, deberíamos empezar a preguntarnos qué es lo que pasa con los residuos urbanos. Por un lado está la recogida selectiva de desechos sólidos como el papel, cartón, vidrio, plásticos y metales. Está claro que recoger un contenedor lleno de metal y fundirlo resulta más rentable que obtener la materia prima de las entrañas de la tierra con todos sus costes. Y qué decir del vidrio, o del papel y cartón, que lo mismo que se pudiera destinar al más que romántico destino de producir nuevo papel, se queda muchas veces en el prosaico fin de producir calor por su combustión en alguna central térmica, cosa que bien pesado es de agradecer porque evita la contaminación de los ríos con las tintas del reciclado.


Pero la verdad es que existe una serie de empresas dedicadas a la recogida de tan jugoso material, que, no nos engañemos, no es basura. De ahí a que un buen día los explotadores de estas materias encima se pongan exigentes y te digan que cuidadito con no mezclar los residuos en el contenedor porque luego tienen que invertir dinero en depurar el producto, lo que nos da una idea de lo valioso del material. La última viene de los contenedores de ropa, que lejos de destinarse a la caridad como muchos piensan, se dedican a seleccionar la que está en buen estado para comercializarla, y lo que no, acaba en el comercio lo transforman en hilos, aislantes y otros productos que venden en el mercado. A nadie engañan: unas pegatinas visibles en los contenedores cuentan todo el proceso. ¿Y el resto de residuos sólidos? Pues los que no se van a plantas de procesado terminan en Sogama para ser transformados en sustrato, como en el caso de los residuos alimentarios, mantillos que luego se comercializan en silvicultura, jardinería y horticultura.


En definitiva, que nada se desperdicia, y que la basura es un negocio en el que hay muchas manos metidas. Me parece bien. Pero hay países en los que en lugar de contenedores hay expendedoras que te dan unos céntimos cada vez que metes un envase, lo que es más equitativo y ecuánime, ya que el ciudadano recibe directamente una compensación por sus residuos.


Ya sé que pedir algo igual en España es como clamar en el desierto: las voces más 'autorizadas' inmediatamente comenzarían a alzarse afirmando que sería imposible alegando cincuenta motivos a cada cual más grotesco, que en definitiva buscasen la manera de apropiarse del usufructo sin compartirlo con el resto de la ciudadanía. ¿Y digo yo, si nuestros desperdicios suponen un rendimiento suficiente que justifique la existencia de estas empresas, por qué sus beneficios no son solidarios con la factura que tienen que pagar los usuarios, evitando la subida del recibo por la recogida de la basura?

Te puede interesar