Opinión

¡QUE VIENE EL LOBO!

Con esta frase se acostumbra a recriminar a aquellas personas que de manera reiterada faltan a la verdad, por lo general con el agravante de asustar a todo bicho viviente a diestro y siniestro. Lo de Pedro y el lobo viene de lejos, pero no por ello ha perdido vigencia, practicándose con razonable asiduidad a lo largo del pasado más próximo y presente. Eso sí, ahora ya no se descalifican con la denominación de trolas sino que se les llama asépticamente 'sondas', y para muestra aquella memorable de la que fuera ministra en el anterior gobierno, Cristina Narbona, que nos quiso propinar la píldora de racionar el agua a razón de sesenta litros de líquido elemento diarios por españolito de a pie.


Pero la más reciente no deja de tener su lado pintoresco, porque trae en jaque a toda la población española, y por enésima vez viene de Europa, que en auxilio del actual ejecutivo propone una rebaja salarial del diez por ciento para todo hijo de vecino, excluyendo por supuesto cargos electos y de libre designación, de los que ni Dios ha mencionado ni ápice de recorte. Estas sondas sin duda tienen dos finalidades: la primera consiste en una maniobra de distracción sobre temas candentes, como fue el debate parlamentario de las cuentas de Bárcenas de las que Rajoy dijo que no, que no y que no, pero admitiendo que una considerable prole del partido cobraba, sin explicar en última instancia de dónde salían tantos dineros para agasajar con tan abundantes estipendios, dejando en el aire las mismas dudas y otras ingratas certezas; la segunda finalidad es más torticera aún, ya que consiste en recabar información y analizar las reacciones del personal para saber dónde colocarnos el próximo sablazo.


Así las cosas, cuando el año que viene a nadie le suban el sueldo, la parroquia en general respirará con alivio rememorando que por lo menos no lo han rebajado, y con esa nueva ilusión tan artificial como ficticia, el pueblo obediente, que nombró en las urnas administradores para que cumplieran con otros pronósticos, se irá sumiso a su casa.

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