Opinión

Mi amigo el candidato

Genial. Un tipo que ni por asomo pensaba en participar en las elecciones próximas va y lo fichan para una candidatura. La verdad es que no me sorprende ya que el amigo tiene conciencia política y el puesto en el que va no le ofrece ‘rien de rien’ garantía de salir elegido, lo que le conviene. No es fácil que salga porque jamás se ha visto que saliera un candidato que ocupa el número veintisiete de la lista, ni en dictadura sería posible por eso del disimulo. ¡Ah!, ¿que no se elige en dictadura?; verdad, como que tampoco se elige con plena garantía en una democracia de listas cerradísimas.


Cerradísimas sí, pero muy ‘listillas’ también; si no, vean las vacaciones que les esperan desde el día 8 al 24 de este mes a ‘todos’ los candidatos a pesar de que la mayoría no tengan la mínima posibilidad de salir elegidos o de pintar nada en la campaña electoral. Pero la ley, amigos, la hace el tramposo, en este caso tramposos políticos que en su día tuvieron la genial idea no solo de que se hicieran campañas electorales de duración maratoniana, donde aburren hasta a su madre de tanta ocurrencia de última hora, sino también la prebenda de conceder un permiso laboral a todos aquellos que simplemente ‘campan’ por su campaña. Así tenemos que la mayoría de ellos, que son funcionarios, pueden dejar sus horarios celosamente vigilados por su superior o torno de control, por horarios libres; dejar sus cansinas y tediosas tareas cotidianas por el deleite de sentirse candidato, o persona importante (porque mira si es importante que ya le dan quince días para ejercer su alta responsabilidad de publicitarse).


Además del coste total de tanta holganza colectiva (multipliquen miembros en listas por municipios de España y les saldrá cantidad de asustar) surge un problema añadido, el de las comparaciones de derechos entre la clase funcionarial y el autónomo o pequeño empresario, pues a éstos últimos ya se les puede dar toda la vacación que se quiera que ellos mismos no la toman so pena de quedarse sin negocio o empresa a la vuelta. Tal vez el Estado debiera sustituirlos igual que en el caso de los primeros, como por ejemplo al maestro que deja su escuela durante este período y es sustituido por un desempleado interino que espera sentado su oportunidad, o sea, igual que a los funcionarios en excedencia por estos días de campaña se les reemplaza con alguien, al autónomo debería darle el mismo derecho buscando quien lo supla ‘convenientemente’ durante este tiempo a fin de que las ventas o servicios no decaigan, y en todo caso condicionar la excedencia ganada
a pulso del fichaje por una candidatura a que el ingreso no disminuya, paliando la posible carencia el mismo Estado con un cheque institucional.


Algunos críticos dirán que no está bien que la medida sea igual para todos, pues hay partidos y partidos, y todos sabemos que jamás ganará la liga de fútbol un Algeciras frente a Barça o Real, porque son polos opuestos de la misma liga, el mismo reto; pero, claro, le responderemos: más mérito si cabe es ir a competir con el Algeciras que con Partido Popular o Socialista, pues la recompensa de participar muere a los quince días (excepción de la que le puede proporcionar toda la vida a alguna huera caricatura humana el haber figurado como candidato político), y nunca gozará de un sillón que lo empalme de gusto en días siguientes, meses, por sentirse autoridad del municipio.

Mi amigo candidato está perplejo porque él no sabía de su derecho vacacional antes de serlo; pero ahora ya comienza a esperar otros privilegios, pues si solo por figurar en el disimulo del sistema democrático con esta maquinaria electoral engrasada de sinrazón ha obtenido el premio de poder pegarse a las sábanas por la mañana cobrando igual al tiempo que no dar cuenta a ningún inspectorcito de su instituto de lo que hace, ya se imagina el in crescendo de la cosa. Claro que no todo es tan idílico pues ya le han dicho que el día de la pegada del cartel esté presente en el sitio, y hay que ver que a las 00 horas de un nuevo día la calle no es lugar habitual para él. En fin, estaré atento a lo que me cuenta mi amigo cada día sobre esta experiencia tan singular.

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