Opinión

CURRÍCULUM Y SENTIDO COMÚN

Con sentido común no se puede explicar bien lo que está pasando. Porque el sentido común no explica que los dirigentes sean personas incapaces de pensar por sí mismas sino simples correas de transmisión de lo recibido por costumbre, aunque lo recibido no funcione. El sentido común no explica la manía de enredar las cuestiones más y más. Porque hablando de trabajo, por ejemplo, si les hablas de contrato fijo a las autoridades, ponen el grito en el cielo, pese a que el proceso de contratación para el empleador sería mucho más fácil, al dejarse llevar por sus propios ojos e intuición para contratar a quien le parezca sin tener que mirar de reojo el carnet de identidad para saber fecha de nacimiento, procedencia, o si es varón o mujer, porque estos datos puedan determinar tal o cual subvención, o política particular que favorezca a uno u otro candidato en función de la norma parida por el gobernante del momento. Pero ¿por qué incomoda tanto la sencillez a los dirigentes?; tal vez sea porque ahí tienen menos recovecos donde esconderse, de ocultar su ineficacia e incompetencia, y por tanto el empleo que más salta a la vista del prójimo como un páramo sea el suyo propio, y consecuentemente sea el que corra más peligro de perderse. Pero incluso hasta dudo, en el caso que nos ocupa, de que sean conscientes de que pueda existir otra razón alternativa a la suya, lo que prueba la sinrazón de la política de empleo calamitosa en la que nos movemos.


Pero es que nuestros responsables políticos y legisladores en general no han creado un puesto de trabajo en su vida y no se empanan de qué va la cosa. Y entonces, venga a confundirnos, y vengan convenios nacionales a aplicar en cualquier empresa, hasta en la local y pequeña que podría encontrar muchas veces solución a puntual problema con el sentido común de diálogo entre patrón y trabajador. Porque, ¿hay duda de que alguien no quiera trabajando con él al que curra bien?, el problema sería para el que no la pega; y ¿duda alguien de que el trabajador no se esmerara en el tajo del buen empresario que da ejemplo? Las dos cosas funcionarían mejor si se las dejara a solas con el sentido común y las excepciones que confirman la regla.


Pero en la política de confusión político laboral el poder se inventa otros convenios internacionales que no tienen sentido, como, por ejemplo, el que pretende promover el trabajo en Alemania, mediante el compromiso firmado del gobierno alemán de llevarse hasta cinco mil jóvenes bien formados de nuestra patria a desarrollar la suya este año. ¡Pues vaya negocio el nuestro!, invirtiendo nuestra pasta en formación para que se la lleve Alemania. Además, pregunta de cajón que nadie saca: ¿a quién beneficia el coste de trabajar a tanta distancia? ¡Habrá que ser ministra para entenderlo!


Pero la cosa del trabajo ahora más mosqueante es la del currículum. Está de moda hacer creer que el problema del empleo está en ser más originales con el currículum a presentar a las empresas; que si hay que exprimir meninges e inventar presentaciones por vídeo para convencer a las empresas a miles de kilómetros de que eres la persona idónea en el mundo entero. Venga ya. Dejémonos de timos, cuentos y falsas esperanzas, pues la excepción que pueda haber se está vendiendo como lo común a hacer, prototipo a imponerse. A mí me parece una tomadura de pelo al desesperado por trabajar, que se lo cree y se cree que el problema está en él por no saber actuar ante la cámara. Resultaría de coña si es que no fuera un drama el tema, y vaya cantidad de vueltas que le damos a la madeja con tal de no desenrollar el hilo y dejar que cada uno lo coja y lo lleve por donde pueda y sepa. Eso sí, que suelten los nudos de normativas abusivas y sin sentido.

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