Opinión

FORMACIÓN

La verdad es que no pasa por su mejor momento. Me refiero a la formación que se realiza a través de cursos patrocinados desde Europa desde un montón de años con el objetivo de equipararnos al mismo nivel moderno y capacitado de ellos. Al parecer aquí había retraso generalizado respecto al promedio del resto de países de nuestro continente y los solidarios europeos entendieron que para una verdadera Unión la unión que hace la fuerza debe tener presente que todo lo que une esté a la misma altura del resto, porque de lo contrario puede romperse la misma cuerda que tira de esa fuerza.


Dicho esto, en el país de El Buscón comenzaron desde su inicio los pícaros ¡cómo no! a manejar el espíritu de la formación hasta convertirla pronto en burda carne de negocio. Recuerdo a lo lejos las primeras empresas montadas ad hoc para la ocasión y de qué manera justificaban los gastos ante la Administración (que no se enteraba de nada o no quería enterarse) sin ton ni son; sin 'son' de los que no son sino solo aparentan ser, como, por ejemplo, los importes que firmaban profesores que no eran importes verdaderos porque dejaban siempre un resto a favor de quien les hacía el favor de contratarlos (favor con favor se paga, ¿o no?); sí, recuerdo la cara de parvo que se me quedaba cuando veía correr la pasta por según qué listos como si estuviera picada la tubería del grifo presupuestario respectivo y yo sin ver la avería, ingenuo de mí. Entonces se forraban los que tenían mejores contactos y además contaban con cierta experiencia docente, por eso de convencer de su conveniencia para estas cosas de aulas. Aunque en realidad aquí poco se estudiara sí había carpeta elegante, bolígrafos, calculadoras y todo el material correspondiente a inmejorable kit de estudio, con el que también, por supuesto, se forraba alguno.


Después, visto lo que veía cualquiera que allá se fuera, a esta fuente casi inagotable de recursos económicos que fluía por las Administraciones desde su manantial de Bruselas, comenzaron a subirse a este carro todo tipo de organizaciones y grupos que, con el señuelo de la formación a sus pupilos, súbditos o demás públicos a los que manejaban perfectamente, seducían a las autoridades responsables para que éstas vieran en ellos maravillosos canales para una nueva Venecia política que admirar. Los mal llamados agentes sociales fueron punta de lanza en las últimas épocas de esta nueva realidad formativa. Y venga a hacer cursos de todo tipo para parados que por seis euros al día aceptaban ser sacados por un tiempo de las listas del paro. Y venga a manipular así los datos reales para que el Inem sacara una fotografía política a color en lugar de blanco y 'super' negro sobre paro y parón español. Hasta llegar al punto donde ahora ha trascendido de cómo se manejaron estos cursos por parte de muchos: ¡indecentemente! (estoy seguro que si se auditaran todos los organizados desde su aparición la mierda de corrupción sería tan abundante que nos salpicaría a todos, aún sin cagarla muchos).


Pues bien, hoy me dio por esta reflexión al estar pasando la fregona a un suelo y pensando en los cursos de formación que actualmente organizaría yo: por ejemplo, uno práctico de limpieza de cristales y friega suelos, amén de cualquier cuestión que pudiera evitar tanto gasto insoportable para la sobrevivencia y gobierno 'limpio' de un sencillo negocio, que además enseñara a barrer de la vista cualquier sinvergüenza que, en base a esta clase de Formación, provoca deformación en la posible mejor relación social y humana. Pensé también en cuántas hermanastras feas son auspiciadas desde el poder, y seguí barriendo.

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