Opinión

MALETINES. VIOLENCIA

Hoy toca hablar de maletines, de los nuevos, de esos que han sustituido en la moda a los antiguos y conocidos 'Sansonite' que portaban ejecutivos hace un par de décadas con un legajo de papeles que ahora se llevan en tableta informática de bolsillo, o los que repletos de billetes se usaban para comprar partidos de futbol en la era 'Pablo, Pablito, Pablete' de Porta&García. Esos maletines arcaicos han sido sustituidos por bolsos modernos e incluso mochilas que en este tiempo de las prisas hacen más cómodo y llevadero el traslado de papeles y demás objetos, hasta adherirse con la costumbre a los cuerpos cual prótesis de cierta inteligencia. No, ahora los maletines de los que se habla, los que están de rabiosa actualidad, son los que se afanan, y 'afanan', en usar algunos sindicalistas que se forran con ellos vía Asia, ¡viva la Internacional!, aunque aquí también cabe hablar de llevar papeles, pero cambiados, o sea de un cambio de papeles en función de nuevos postulados laborales según el punto geográfico donde se trabaja, porque mira que en los países lejanos donde ciertos sindicalistas encargaron sus maletines el salario base es concepto críptico e indescifrable y los mínimos derechos se caen con sus techos incluso hasta la muerte, de tantos inocentes que hemos visto palmar este año por su propio peso y suelo de fábricas en mal estado, fábricas donde se hacen artículos como los susodichos maletines; algún día nos tendrán que dar a los ignorantes ciudadanos una clase de como comerse tanta contradicción flagrante, o si el fin de que luzcan los camaradas auténticos 'Bachilleres' justifica tanta miseria.


Me he extendido en un tema cuando yo quería hablar más de otro que me preocupa, la violencia en las aulas, o mejor dicho fuera de ellas, porque la pandilla de energúmenos que asaltaron y golpearon a los estudiantes de la Complutense esta semana pasada me recuerda a tiempos lejanos donde eran los fachas de Cristo Rey los que nos atemorizaban al resto de los estudiantes porque simplemente llevábamos barba, y es que al parecer el pelo no afeitado de la cara le picaba a alguno más de la cuenta, y eso a pesar de que alguno ni siquiera picábamos la 'p' de primera letra Política. Ahora los energúmenos de signo contrario son iguales, los mismos que siempre tocan los extremos, siendo el abusón de derecha igual que el de izquierda, arriba o abajo siempre abusón. Lo que es increíble es que dejen campar a sus anchas por campus universitarios a elementos ataviados con pañuelos tapabocas y demás artilugios cuyo propósito es el siempre cobarde 'esconder la mano', en este caso del asalto y la hostia al prójimo; que campen pandillas de violentos imbéciles que no han debido pasar por un aula desde que dejaron de ser imberbes sin que el resto diga o haga nada parece increíble. Desde luego estos tíos no me pega (¡caray, como se pega el lenguaje!) que sean filósofos precisamente que piensen como 'el otro' que el sufrimiento es vía para descubrir el sentido de la vida, sino más bien hablamos de radicales sociales que desahogan su frustración y odio atacando donde pueden, no donde deben, porque nadie, ningún movimiento estudiantil ni individuo pacifista, se opone a su violencia, ¡qué pena! Pues que les den.

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