Noruega, la 'potencia silenciosa' que ocupa el primer lugar en el Índice de Desarrollo Humano, con sus escasos habitantes ahogados en petróleo tiene un problema. Una dieta adelgazante a contracorriente basada en la ingesta a tutiplén de grasa en lugar de lechuga y filetes a la plancha o de salvado de avena ha dejado desabastecidos los supermercados de mantequilla y los granjeros locales no dan abasto para llenar los lineales, mientras que los aranceles a las importaciones -Noruega está más aislada de la UE que el Reino Unido- la han convertido en un objeto de lujo a precio de caviar. La vieja Europa se debate entre la crisis del euro y la de la mantequilla.
