Opinión

Políticos de historia e historietas de políticos

Cuando este chófer de anécdotas era adjunto al director del desaparecido Xornal de Galicia, José Luis Gómez insistía día sí, día también, en que había que preparar el obituario de Manuel Fraga. Nunca se elaboraron esas páginas por convicción. El 'León de Vilalba' duró más que el rotativo y tampoco se trataba de querer que la Parca visitase a alguien. El hijo de Adolfo Suárez, candidato en su día a la presidencia de Castilla-La Mancha por el PP contra el socialista José Bono, en cambio propinó ayer una sentida rueda de prensa anunciando el final 'inminente' del expresidente del Gobierno.

Para un periódico, el anuncio viene de perlas porque se puede ir trabajando en las páginas de recuerdo, pero resulta incomprensible la preocupación del hijo por anunciar el fallecimiento de su padre antes de que pase a mejor vida.

El cáncer tumbó anteayer al alcalde de Bilbao, Iñaki Azkuna, y el tipo dejó escrito que no quería algarabía ni sepelio institucional. Son dos grandes de la política. Adolfo Suárez contribuyó a que este país abandonase el gris y recuperase el color y Azkuna a que Bilbao sea una de las ciudades de referencia del mundo.

Hace unos años, Azkuna fue nombrado por una fundación independiente como el mejor alcalde del mundo y era un tipo que no callaba ni debajo del agua. ¿Se puede ser mejor cosa?

La política municipal en Galicia está en entredicho porque nos gobiernan gente de todo pelaje que miran más por lo suyo que por el interés del ciudadano. Ya se sabe que en esta tierra de aristas y de muchos artistas hay empresas que dan "regalos de la hostia", como dijo la diputada y ex concejala del popular Paula Prado. Iñaki Azkuna patearía al tipejo que se atreviese a ofrecerle algo por una adjudicación.

En las manos del ciudadano está la posibilidad de recuperar la noble tarea de la actividad política. Y el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, en vez de hacer discursos encendidos de adhesión a la monarquía porque nos visita un príncipe, también debería estar más interesado en que los políticos de cercanía cumplan con las reglas del juego que en hacerle la pelota a la corona.

Murió un republicano como Azkuna, morirá un monárquico como Suárez. Y seguirá una institución que nadie ha votado. ¡Qué país!

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