Los técnicos prevén una cosecha equiparable a la de 2014, en torno a los 100 millones de kilos
Los productores de patata de la comarca de A Limia pueden respirar tranquilos durante la presente campaña, ya que, aunque las previsiones de los técnicos -cuando ya se está superando el 40 por ciento de la producción recogida- apuntan a que se alcanzará un número similar de kilos que el año pasado, las perspectivas en cuanto a precios y calidad son mucho mejores que las que marcaron el 2014.
En cuanto al primero de los parámetros, el de la calidad, la razón última de ese salto cualitativo se encuentra precisamente en la prolongada ausencia de lluvias que, al contrario que en 2014, ha marcado este verano. Eso se ha traducido en "la práctica inexistencia de problemas fitosanitarios para el tubérculo", según señala el técnico del Instituto do Campo del Inorde, Servando Álvarez.
Es cierto que esa misma circunstancia climatológica ha tenido también su aspecto negativo en aquellas zonas que no han contado con regadío, algunas de las cuales han visto mermada su producción, en algunos casos incluso en hasta un 20 % con respecto al año pasado.
Pero estas pérdidas han sido compensadas con el aumento de kilos de patata producidos en otras parcelas que sí han contado con ese regadío, lo que se traduce en una cosecha muy heterogénea de la que los técnicos apuntan que "es difícil determinar con exactitud cuál será el resultado final", aunque todo apunta a que rondará los 100 millones de kilos -la media de la comarca se sitúa en las 120 toneladas anuales-.
Pero la mejor noticia es la referente a los precios, ya que la baja producción de patata en países competidores directos de la producción limiana, como Francia u Holanda, se traduce en un incremento de hasta un 200 % del precio por kilo respecto a 2014.
