El nuevo propietario, el grupo luso BA Glass, pide ayuda a los trabajadores y a la Xunta para reflotarla

Vidriera del Atlántico reducirá la plantilla ante la grave situación financiera que atraviesa

Instalaciones de Vidriera del Atlántico.
El nuevo propietario de Vidriera del Atlántico, el grupo portugués BA Glass, afirma que la empresa que fabrica envases de vidrio de Xinzo está en serio peligro de cierre debido a la situación financiera, ya que nunca fue rentable desde su apertura, en el 2001. El gerente quiere salvarla, pero dice que necesita la ayuda de los trabajadores, sindicatos, el Concello y la Xunta para reflotarla. Apuesta por un cambio que implica un recorte de la plantilla (hoy con 165 trabajadores), pero con empleo fijo (no habrá eventuales).
Vidriera del Atlántico, la empresa de Xinzo que en el 2001 había sido promovida por el alcalde Isaac Vila (hoy no tiene ningún tipo de participación), apenas fue rentable desde sus inicios. Los datos los acaba de poner sobre la mesa el nuevo propietario, el grupo portugués Ba Glass -cuenta con cuatro fábricas más en Oporto, Lisboa, León y Badajoz-, que en junio la adquirió a la sociedad lusa Sotranco. Afirma que esta industria atraviesa un serio peligro de cierre debido a la precaria situación financiera de la misma, pero agravada por el momento de crisis que vive la economía nacional.

Así, en el 2002 perdió un millón y medio de euros; en el 2003, 4.900.000; en el 2004, 600.000 y en el 2005, 1.200.000 euros. Sólo obtuvo pequeños beneficios en el 2006 y 2007 (55.000 y 850.000 euros, respectivamente). Este año, el ejercicio aún no está cerrado, aunque el grupo prevé alcanzar beneficios, cita que en los últimos tres meses registró pérdidas de un cinco por ciento (un millón de euros) de los 20 millones de euros que estima para 2008 como volumen de facturación.

Inversión

‘Aunque hay algún año con beneficios eso no es rentabilidad para una empresa. Es más, los socios del grupo tendrán que invertir un capital de entre 10 millones y 15 millones de euros dentro de dos años para reformar los hornos de la planta pues tienen una vida de 10 años y ya cumple’, relatan el presidente del grupo, Jorge Alexandre Ferreira; el responsable de Recursos Humanos, Fernando Amilivia, y el encargado de integrar Vidriera en el grupo Rafael Corzo. Dejan claro que la situación ‘es dramática’ pero que la intención es salvar la industria. Para ello, argumentan, que necesita la ayuda inmediata de los trabajadores y sindicatos, a fin de consensuar soluciones a la reestructuración laboral, y con el Concello de Xinzo y la Xunta de Galicia para que colaboren en reformas necesarias para el funcionamiento de la planta, entre ellas la conexión con un gaseoducto situado a siete kilómetros con la planta para poder sustituir el fuel que emplea como combustible por gas, que es más económico.

La intención del grupo es recortar la plantilla, hoy con 160 trabajadores, cuyo número se definirá en enero, ya que considera que está sobredimensionada y que cuenta con un alto porcentaje de absentismo anual (11,5 por ciento en el 2007 que generó que 15 personas no fueran a trabajar en todo el año). ‘No es usar las tijeras, sino ajustarla a las necesidades reales. Queremos eliminar las horas extraordinarias, que son una locura, y crear el quinto turno para sustituirlas (hay cuatro) pues la planta funciona las 24 horas al día’, exponen. Además, dará estabilidad a la plantilla. ‘Este grupo no trabaja con eventuales. Los trabajadores tendrán un empleo seguro. Y destinaremos 3.500 horas a formación’.

'La planta no está muerta'

Jorge Alexandre Ferreira es de Oporto (Portugal), economista y presidente del grupo dedicado a la elaboración de envases de vidrio BA Glass desde hace 15 años, sociedad con un volumen de venta anual de 15 millones de euros y unos beneficios del doble (30 millones) y con 1.500 trabajadores.

¿Conocía el grupo la situación financiera de Vidriera cuando la adquirió?

Sí, pero apostamos por ella para ampliar nuestra gama de productos. Es la más pequeña de las del grupo (produce entre 120 y 150 millones de unidades al año) y la única que no es rentable. Queremos darle una vuelta, un cambio radical. Tenemos experiencia, capacidad técnica y financiera para hacer esta transformación. De hecho, ya incorporamos nuevos gestores.

¿De qué depende, entonces, que cierre o no?

El diagnóstico de la empresa está claro. La fábrica está ‘enferma’, pero no está muerta. Necesitamos aplicar ‘medicinas’ para poder ‘curarla’. Depende de que se involucren los trabajadores y la Administración sin perder un minuto pues el tiempo oro. A las administraciones no le pedimos dinero, ni subvenciones, sino condiciones para el trabajo de la empresa como la canalización del gas. Los trabajadores pueden ayudar estando muy abiertos a los cambios, sin poner obstáculos. Deben comprender que es mejor tener una plantilla con salud que sin ella. El nivel de absentismo es intolerable y también los accidentes laborales, 20 en un año, que queremos reducir a cero.

¿Cree que habrá acuerdo?

Los principios de esta empresa son la humildad, pues aprendemos unos de otros; ambición, para ganar todos; rigor y transparencia. No ocultamos ningún dato a los trabajadores y somos partidarios del diálogo.

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