La jornada festiva contó con la ambientación musical de Linho do Cuco y la Banda de Música de la escuela de Rianxo

Los alaricanos reivindicaron su papel como capital de la empanada

Uno de los puestos de una panadería alaricana.
Enxebres, tradicionales o innovadoras, los panaderos alaricanos tiraron ayer la casa por la ventana con motivo de la Festa da Empanada. Exquisitas combinaciones de setas y langostinos, carne, chorizo y panceta, congrio con palitos de cangrejo, vieiras, zamburiñas o bacalao protagonizaron un desfile de aromas y sabores en el Campo de Vilanova , que concentro los actos de la festividad iniciada en los años 70 del siglo pasado en una deferencia a los emigrantes que no podían disfrutar de las fiestas patronales de San Benito que se celebran en el mes de julio.
Fueron muchos los vecinos alaricanos residentes en Eibar (Guipúzcoa), Bilbao, Barcelona o Madrid, los que hicieron un alto en el camino de regreso de sus vacaciones para llevarse un recuerdo gastronómico de su estancia en su tierra natal. Entre tanta variedad, los comensales tuvieron que elegir, por lo que muchos optaron por llevarse las raciones por medios o cuartos, y disfrutar así de las diferentes variedades.

Raciones que muchos optaron por degustar, acompañados de vino, pulpo y churrasco, en la arboleda de las piscinas, junto al río Arnoia, un marco de belleza incomparable que ayer contó con la ambientación musical de los integrantes de la Banda de la Escuela de Música de Rianxo (A Coruña) y el grupo Linho do Cuco.

La fiesta, que un año más permitió recuperar el desfile de gigantes y cabezudos por las calles del casco viejo, continuó por la tarde con la regata de piragüismo en el embarcadero y el posterior baile en la Alameda con la actuación de la orquesta Nevada.

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