Alberto Pérez: ‘Olelas pasó su vida aislado y aprendió a autoabastecerse’

Alberto Pérez Adán (Foto: Archivo)
‘En este libro no están todos los que son, ni son todos los que están’, advierte Alberto Pérez Adán sobre su primer trabajo literario, ‘Olelas na lembranza’, acerca del municipio de Entrimo.

‘Olelas na lembranza’ es el primer libro de Alberto Pérez Adán, un volumen de 260 páginas donde este profesor jubilado evoca las historias e imágenes de este pequeño municipio de A Baixa Limia que hace frontera con Portugal.

¿Cómo es Olelas? Es un pueblo muy curioso y muy bonito que pasó casi toda su vida aislado y tuvo que autoabastecerse para sobrevivir sin grandes contactos con el exterior. En plena montaña, en Entrimo, allí termina la carretera y el pueblo más cercano está a seis kilómetros. De la gente destacaría su dulzura, su trato amable y el carácter receptivo que muestran a los visitantes; aunque hoy hay cosas que no me gustan, como las aberraciones urbanísticas. ¿Qué se va a encontrar el lector en este libro? Es una recopilación de cuentos e historias, propias y de vecinos. Ha sido un trabajo largo donde tuve que eliminar muchas cosas. Por eso siempre digo que no están todos los que son, ni son todos los que están. Es un volumen con 24 núcleos temáticos, uno introductorio sobre la riqueza del Concello de Entrimo, y donde tienen especial protagonismo las fotografías, en su mayo ría en blanco y negro, aunque también hay actuales.

¿Qué destacaría de él? Con este libro trato de recuperar ciertas costumbres del pueblo, descubrir qué ocurría cuando las familias celebraban la ‘mallada’ o la ‘degullada’ cuando todo el mundo acudía a la casa a colaborar y al final acababa con un baile. ¿Cómo surgió la idea de concentrarlos en un libro? A mí me gusta mucho escribir, es como un pasatiempo, junto con el deporte, y un día se me ocurrió plasmar sobre el papel la historia de un personaje de mi pueblo y otra de una vez que me perdí en el monte. Por aquel entonces, hace más de 10 años, tenía como vecino a Eduardo Blanco Amor, se las di a leer y su respuesta fue: ‘Me encanta, tienes que seguir trabajando’. Pero por aquel entonces todavía daba clases y lo dejé. No fue hasta hace tres años cuando retomé los manuscritos, los revisé, escribí más historias y lo presenté en el Concello de Entrimo, que ha contribuido para su publicación.

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