Entrimo rescata su historia

El río Lethes o el bar do Barrigas en A Terrachán, las aldeas de A Cela, Puxedo o Ferreiros, así como la sierra de Santa Eufemia son algunos de los escenarios donde se desarrollan las 60 historias de la Limia Baixa, los cuentos y leyendas recopilados en los años 80 del siglo pasado por Euloxio Paz para una publicación de la Caja de Ahorros Provincial de Ourense y que acaba de reeditar el Concello de Entrimo para mantener viva la memoria colectiva de la “raia”. El libro, del que se han impreso 500 ejemplares que ya están a disposición de los vecinos en las oficinas municipales y el estanco de A Terrachán, “es una pincelada más, no solo de Entrimo, sino de la comarca, de personas, lugares, acontecimientos, topónimos… Recogido con un sentido del humor inteligente, muy propio de la zona, por una persona culta, sensible. Una joya que no se nos podía escapar de las manos”, describe el alcalde del municipio, Ramón Alonso, que hace unos meses inició las pesquisas para reeditar una obra que había quedado grabado en el sentir colectivo entrimeño, pero del que pocos tenían un ejemplar. “Cuando me enteré de que estaban buscando un original, no lo dudé”, recuerda María Elena Estévez Baños, la vecina que aportó el ejemplar que hizo posible la reedición. “El libro formaba parte de la biblioteca de mi abuelo, Justo Estévez Rodríguez, que fue el primer alcalde de la democracia en Entrimo. Mi padre lo custodió durante muchísimo tiempo y hasta tenía una copia. Él fue quien me inculcó el amor por los libros… y por Entrimo”, relata esta vecina, emocionada de poder contribuir en la conservación de la intrahistoria del municipio. “Para mí es importante que hayan contado también conmigo”, señala. Colaboración indispensable la de los herederos de Euloxio Paz, cuya nieta, Eva Paz Fernández, reconocía la emoción de la familia por ver nuevamente impresa la obra de su abuelo. “Para nosotros es un orgullo que reediten el libro, del que yo misma no tuve una fotocopia hasta hace muy poco tiempo”, reconocía emocionada a los pies de la escalinata del edificio consistorial, recordando a su abuelo como “un hombre superinteligente, bohemio… Cuando hicimos la limpieza de su biblioteca encontramos libros en ruso. Imagínate. Tenía algún manuscrito más, al que le perdí la pista. Y también pintaba, paisajes de la zona y de la iglesia”, incidiendo que para él, esto fue un “hobby”, recordando el negocio familiar (téxtil).