SUCESOS

La Guardia Civil sigue la pista de tres hombres por los robos en Muíños

photo_camera Cerradura forzada en uno de los lugares asaltados.

La serie de asaltos a inmuebles comenzó el último sábado de junio en tres viviendas de la localidad lusa de Tourem

Una gorra, unos guantes y huellas dactilares tomadas en diferentes lugares son por ahora las pruebas que maneja la Policía Judicial en el caso de la serie de robos en varios pueblos de los concellos de Muíños y Calvos de Randín, y en Tourem, al otro lado de la raia. La gorra y los guantes fueron encontradas este lunes por la noche después de que un vecino de Guntumil diera la alarma tras encontrarse con los presuntos asaltantes en un camino junto a la casa de uno de sus cuñados.

La Guardia Civil ha desplegado esta semana un dispositivo de vigilancia en la zona, en el entorno del embalse del Salas. Pese a ello, a los vecinos no se les ha pasado el susto, y el miércoles por la noche en Guntumil hubo una patrulla ciudadana junto a la casa objetivo de los ladrones dos días antes. 

"Baixaron os homes, eu so sei o que contaron eles", explicaba ayer una mujer mientras señala la casa del vecino que descubrió a los asaltantes. José, prejubilado, se quita el mono de trabajo, y comienza el relato camino de la casa de Delmiro, su cuñado, abajo, a la entrada del pueblo.

"Serían as dez e media, estabamos case para deitarnos. Chamou o irmán da miña muller, que sacara os cas a pasear en Requiás e preguntaba si viñera o Delmiro porque vira luces xunto a casa". La loma a las afueras del pueblo vecino dista apenas un par de kilómetros. "Chamamos a Valencia e alí estaba Delmiro. Así que marchei ver que pasaba.

Collín un foco e unha fouce". José abrió la cancela, entró en el patio, dio una vuelta a la casa y no vio nada extraño. "Pero andabamos nerviosos porque soubemos dos roubos por aquí cerca". Entonces apareció un coche por el puente, el puente de un solo carril que conecta las dos orillas del Salas junto a la presa. "Pensei en esconderme e baixei por aquí –un camino angosto hacia una finca al lado de la casa–. Esperei cara a carretera co foco no peto, pero enseguida sentín algo e cando din a volta vin saír a tres homes correndo, dous ían de negro e outro levaba unha chaqueta clara. Berreilles... supoño que terían a alguén esperando nun coche. Non vin nada máis. Aquí hai moitos sitios cara onde escapar". 

Luego llegó su mujer, más vecinos, vino la Guardia Civil –"tardaron porque mandaron aos de Lobeira e non coñecían o pobo"–. Se encontraron los guantes y la gorra. Eso fue el lunes. El miércoles por la noche volvió a bajar más gente hasta la casa. Al parecer, una falsa alarma.

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