La Policía Judiciaria portuguesa está investigando la muerte por envenenamiento de 50 perros en diferentes pueblos del municipio portugués de Montalegre, limítrofe con los de Baltar, Cualedro, Muíños y Calvos de Randín.
Los agentes sospechan que el veneno (estricnina) fue esparcido por el monte, dado que todos los animales murieron después de acompañar a sus dueños, bien a realizar tareas agrícolas, o a guardar ganado. La Policía Judiciaria lleva contabilizados 50 animales fallecidos en varios pueblos a lo largo de la frontera, pero sospechan que son más, porque muchos afectados no denunciaron.